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jueves 13 de marzo del 2025
Opinión 07-12-2021
ARMANDO CARTES MONTORY CEMENTERIO GENERAL DE CONCEPCIÓN, PATRIMONIO RECOBRADO

Nos llega desde Concepción, por gentileza de su autor, un libro robusto, dedicado a recuperar y dejar testimonio del Cementerio General de Concepción, obra notable del historiador y miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Historia, Dr. Armando Cartes Montory.
Mientras leíamos concienzudamente esta obra, bien impresa, de elegante diagramación y destinado a permanecer en la a veces inestable edad del papel, más de algún conocido que entró en mi biblioteca me preguntó si la historia de un Cementerio “era tema” hoy día.
La verdad es que don Jorge Délano, el genial dibujante y precursor el cine chileno Coke, (y cuyo padre, Guillermo Dèlano, aparece entre los inhumados en el lugar de los disidentes de este lugar) que derramó por años sus recias caricaturas en “El Mercurio” y a quien conocí en sus últimos años en los salones de lectura de la Biblioteca Nacional, narró en su notable libro “Yo Soy Tu”, que cada vez que llegaba a un pueblo, se imponía una visita al cementerio. Incluso refiere una tenebrosa experiencia cuando trajo consigo una calavera que le acarreó numerosas desgracias.
Pero la obra de Armando Cartes no incursiona en el más allá, sino que en el patrimonio arquitectónico de este camposanto, depositario de ilustres personajes y al que hoy se intenta recuperar en sus estatuas, mármoles, lápidas y efigies, todas de incalculable valor y que hablan de una época donde a la muerte se le rodeaba de simbolismos, un respeto profundo y una solemnidad a toda prueba.
De ahí que, en los innumerables cementerios que he visitado, en mis peregrinajes por Chile, se observa la distinción social entre los mausoleos de gran ostentación y la tumba de cruz a medio caer y nombre diluido. Pero el de cripta fastuosa y el de mármol desteñido, están hermanados en la muerte ineludible, igualados en la única democracia que no reconoce apellidos ni diferencias.
La obra del autor que comentamos, recupera iconografía muy valiosa de tumbas ya destruidas: el mausoleo de don Víctor Lamas Miranda, una soberbia construcción de arcos, cúpulas y otros ornamentos, se vino a tierra como tantos otros, en la aciaga madrugada de febrero del 2010, como también se desplomó, no por el sismo aludido, el mausoleo de la Sociedad Española de Beneficencia, que está también en Talca, Santiago y otras ciudades, en un vínculo de hermandad de los españoles, que murieron lejos de su patria. De igual forma es digno de admiración, el lugar donde descansan los empleados ferroviarios, levantado en 1924.
Desde luego, es materia de análisis de la intolerancia de una época el caso, conocido por los investigadores, del coronel Manuel Zañartu Opazo, héroe de la independencia quien murió rodeado de gloria, mas no de santidad matrimonial en octubre de 1871. Por un mal vínculo conyugal, el valeroso patriota, tuvo en sus últimos años, una pareja, como diríamos hoy, a lo cual se sumaba su condición de miembro de la logia masónica, siendo por esto condenado por la Iglesia, que le negó entierro “en sagrado”. La situación adquirió ribetes de escándalo nacional y de ello se ocuparon las más altas instancias de la república. Pero venciendo toda prohibición, se le sepultó en el Cementerio y los vecinos le costearon un magnifico mausoleo. La polémica escaló hasta la Moneda y culminó con la dictación de la ley de los cementerios laicos, firmada por el Presidente Santa María el 2 de agosto de 1883.
Pero queremos detenernos en el Mausoleo del General José María de la Cruz, muy conocido y nombrado en mi pueblo de Villa Alegre, por cuanto en las casas de Reyes y Chocoa, al norte de la esta localidad, se dio, el 8 y 9 de diciembre de 1851 la Batalla de Loncomilla, llamada también “de los primos”, por cuanto el General Manuel Bulnes defendió el gobierno de Montt y José María de la Cruz Prieto, su pariente, rechazó la elección de Montt y avanzó sobre la capital, siendo detenido y derrotado en Loncomilla en la fecha indicada.
En ese lugar hemos encontrado numerosos restos humanos de los miles de soldados sepultados en esas tierras, donde en 1996 alzamos un monolito en memoria de todos quienes allí murieron.
El trabajo de restauración de su cripta en el camposanto de Concepción es descrita como laboriosa, esmerada y hasta encariñada por el autor. Un respeto extraordinario por el patrimonio, laudable desde todo punto de vista, emerge de esa acción y sus pormenores. Su fotografía ilustra este artículo.
Es una obra que hemos leído en detalle, examinado con minuciosidad y que conservaremos con cuidado por su valor historiográfico.
Sin afán de necrofilia, sino que con esfuerzo de conservación, construimos con el municipio local en el cementerio de Villa Alegre “El Lugar de los Hombres Ilustres” y allí, hemos traído desde oscuros rincones, las cenizas de Mariano Latorre, Malaquías Concha y Felipe Camiroaga, entre otros, como en Linares realizamos similar labor con Valentín Letelier, Guillermo Blest Gana, Federico Gana y también Max Jara en Yerbas Buenas.
Armando Cartes suma otro galardón bibliográfico a su nutrida lista de publicaciones con este libro. Un documento fundamental para la historia de Concepción. Y es tal vez el más importante trabajo efectuado sobre un cementerio de Chile hasta la fecha.
Pericles escribió: “los hombres ilustres, tienen toda la tierra por tumba”.
Portada del libro del Académico Armando Cartes
Recreación de la recuperación del mausoleo del General José María de la Cruz.
Jaime González Colville
Academia Chilena de la Historia
Freddy Mora | Imprimir | 1376