Al caer el crepúsculo
un pequeño niño observa el morado azul del cielo.
Un ave interdimensional
extendió sus etéreas garras,
atrapó al niño en silencio,
lo llevó lejos, muy lejos,
A Norte América (Estado de California).
Agentes del estado de Chile
entregaron al infante
para prolongar la vida de dios:
un dios anciano, enfermo, abatido y viejo;
un dios del dinero.
Ochocientos niños secuestrados en Chile,
volatilizados cual aroma de violetas.
Nadie ve nada.
Nadie sabe nada.
Paul Schäfer murió hace años,
ya no abusa de niños,
ya no entrena criminales,
ya no trafica órganos humanos;
mas, sus discípulos están en el gobierno,
en la política, en los ministerios.
en los tribunales de justicia,
y es probable, en el Instituto Médico Legal…
NN fue la consigna.
Causa desconocida es hoy,
hipotermia, inanición.
Las heladas manos de la noche,
se burlaron de cientos de buscadores,
de las especializadas narices de los perros.
De cientos de fotografías
de resolución milimétrica,
tomadas por avión de la Fuerza Aérea.
Un fiscal prevaricador
culpa a un inocente:
sugiere abuso sexual,
Busca linchar al culpable,
se muestra empecinado en cerrar el caso.
¿De quién recibe ordenes el fiscal?
¿Será el Fiscal, parte de los conspiradores?
Repentinamente el cuerpo del niño
aparece ahí;
Donde ya había sido buscado.
Una de sus zapatillas aparece,
luego la otra zapatilla;
lanzadas para confundir:
El niño desnudo de la cintura hacia abajo.
El angelito se quitó la ropa,
murió de frío.
Que los abogados exijan nuevos peritajes
al cuerpo del infante;
que busquen sus riñones.
Que investigadores y fiscales
Se vallan a la punta del cerro,
para que la erupción de los volcanes
los envíen al infierno.
Tomacito está en los cielos.


Moisés Castillo