29-03-2022
La genealogía como disciplina auxiliar de la historia aspira a la larga duración.(1). Así, el recuento de las generaciones, que plantean ab initio fuentes de historia oral, a menudo legendarias o míticas, debe cotejarse con la documentación de crónicas e inscripciones que sustenten las secuencias registradas, siempre susceptibles de corrección o de reinterpretación.
Para el caso chileno sus orígenes remontan necesariamente a la prehistoria americana, a través de la llegada de los primeros pobladores, mayoritariamente a través del estrecho de Behring, si bien hay hipótesis de una posible inmigración proveniente del Pacífico sur a través de la Antártica durante los períodos de menor glaciación e incluso directamente de la Polinesia, tal como ocurrió en Rapa Nui,(2) en todo caso minoritarias.
Tras la llegada e instalación sucesiva de estos primeros pobladores, ahora llamados originarios o primigenios, nativos y autóctonos, en Chile durante el siglo XIV ocurrió la conquista quechua, que llegó por lo menos hasta el río Maule, teniéndolo como límite sur del Tahuantinsuyo.(3)
Los hechos concernientes a cada generación de las familias linarenses que registramos, se inscriben, entonces, en primerísimo lugar en l histoire événémentielle: historia puntual que va de lo cotidiano al abanico de actividades que comprende el transcurso de la vida de cada uno de los individuos, a veces muertos en la infancia, pero aún así mantenidos y honrados en la historia familiar.
Estos hechos de la historia puntual a su vez embonan (tal como cajas chinas o matrioshkas) en los períodos coyunturales que jalonan el devenir de la historia de larga duración.
Pero debemos insistir en la salvedad de que el asentamiento de los pueblos originarios de por sí creó previamente una historia de larga duración, sólo que ésta es accesible gracias a la arqueología y etnología, salvo por el hecho de que, dentro de la última etapa de ese ciclo, puesto que se traslapa con el período siguiente, tenemos el ciclo coyuntural de la conquista incaica, registrado ya a través de crónicas europeas.
Llegamos, pues, a la época del descubrimiento y conquista de las tropas españolas, compuestas fundamentalmente por soldados de origen campesino, por pecheros provenientes de las regiones más pobres de la península o por segundones de familias hidalgas de Extremadura, Andalucía y Castilla (todos súbditos de la Corona de Castilla, ya que los de la Corona de Aragón solamente fueron autorizados para pasar a Indias a partir de la época de Felipe II), aunque con aportes portugueses y vascos, además, de algunos casos muy aislados de griegos, flamencos, italianos y alemanes.(4)
Los ciclos coyunturales posteriores están constituidos por el Desastre de Curalaba (1598), con la pérdida de "las ciudades de arriba", lo cual trae como epifenómeno el poblamiento y ruralización de la región entre el Bío-Bío y el Maule (a partir del siglo XVII).
Poco a poco, si bien debido al contrabando en los puertos (también a través de la cordillera y la pampa), el siglo XVIII ve incrementado el comercio internacional, puntuado, eso sí, por los constantes ataques de los piratas ingleses. Es asimismo la época de la llegada de familias francesas más unas cuantas familias irlandesas y la gran oleada de la inmigración vasca.
Es precisamente este último grupo, dedicado primero al comercio (despreciado por las familias mestizadas de la aristocracia castellano-extremeña), se hace luego de las ricas y seguras tierras del centro del país. Estas familias vascas, deseosas de ampliar sus recursos mediante el acceso al comercio internacional, promueve las ideas liberales y la secesión de España.
Así adviene el siglo XIX con la insurgencia vasca, que condujo la independencia para después controlar el resto del país.
(1) Historia de larga duración en el sentido braudeliano del término.
(2) Pero curiosamente no en Islas Fernández (a pesar de la leyenda de Viernes, compañero de Robinson Crusoe, es decir, Selkirk).
(3) Algunas familias, como los Lisperguer y los Barros cuentan entre sus antepasadas a cacicas hijas de curacas quechuas, pero, evidentemente, también debió ocurrir algún tipo de mestizaje quechua con la población precedente, sobre todo con los diaguitas y picunches, es decir, con los mitimaes.
(4) En muchos de estos casos es posible trazar los orígenes hasta épocas medievales y aún hasta la antigüedad clásica, cuando por casualidad algunas de estas familias tienen entronques reales.
(N. de la R.: Luis Roberto Vera Chaparro es Linarense. Poeta, traductor (del griego, chino, francés e inglés), crítico e historiador del arte. Es además profesor investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, y es parte del Sistema Nacional de Investigadores (Conacyt) de ese país. También doctor en historia del arte por la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, 1994). Reside en Puebla de Zaragoza, México.)
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/apuntes-acerca-de-la-genealogia-y-la-historia-social-de-algunas-antiguas-familias-linarenses-i-parte-1-de-2 | 27-04-2025 12:04:49