Gracias Mario Vargas Llosa

16-04-2025


Héctor Hernández Bórquez
Abogado

Reconocer la brillantez, la excepcionalidad, y lucidez etc., de alguien cuando ha fallecido habitualmente no es muy difícil, todos los difuntos son buenos…esa frase común y virtual reconociendo, ya es un lugar común en nuestros días. Pero decirlo de Mario Vargas Llosa importa decir no solo la verdad, sino reconocer que probablemente es uno de los latinoamericanos más excepcionales que en cualquier momento haya dado nuestro continente.
Hijo de una tradición, que como me lo decía un amigo, responde a eso que fue el Perú, antes del Perú, es decir, de esa tradición virreinal que hizo de dicha tierra un faro de luz, amalgama perfecta del nuevo y viejo mundo, y que importó el nacimiento de esta nueva raza, de la que hoy somos parte, la raza malamente llamada Latinoamérica, correctamente dicho Hispanoamérica. La dulzura de su habla, la exquisita pronunciación que plasma en cada uno de sus libros recoge la grandeza del Virreinato y lo hace digno depositario de lo que fue el Imperio Español que iluminó al mundo por más de dos siglos. Cuando digo esto, no me refiero a que fue un escritor sacramental, barroco o monarquista, nada más alejado de aquella concepción, sino a que él representó lo mejor del cruce de estos dos mundos, asumiendo la rica herencia española de libertad, razonamiento, con la candidez, ingenuidad y hasta horror de los habitantes de este continente. Así lo plasma en cada uno de sus libros, y así lo reflejo en su vida.
Vargas Llosa no es sólo un sujeto excepcional por su herencia cultural, dicho sea de paso, nunca formó parte de aristocracia alguna (que en Perú la hubo, no así en Chile), sino por que supo leer la realidad no en esa forma artificiosa, tal como algunos de los autores del llamado Boom latinoamericano lo hacían, sino tal y como era, asumiéndola, no edulcorándola, sino mostrándonosla tal y como ha sido parida. En ese entendido, toma partido por esa realidad, la vive y la sufre, pero jamás la falsea (La Ciudad y los Perros, Conversaciones en la Catedral, y el Baile del Chivo son ejemplos gráficos). De ahí su genialidad, de ahí todo lo que le debemos. Y lo digo porque, nunca una frase ha resultado tan representativa de una sensibilidad, de un lamento, de un remordimiento, como aquel dicho por Zavalita en “Conversaciones en la Catedral”, y que hoy representa perfectamente a nuestra América morena. ¿En qué momento se jodió el Perú?, que como ya sabemos sirve para preguntarse en qué momento se jodió Argentina y su corrupción endémica, México y la violencia visceral, Brasil y su incapacidad para ser el líder que esta parte del mundo requiere, y por supuesto Chile, que, de ser la copia feliz del edén, pasó al lamento por lo que no fue.
Esa honestidad intelectual que le permitió a Vargas Llosa renegar del embrujo marxista de la dictadura de los hermanos Castro en Cuba, pero que también le permitió decir que las derechas cavernarias son aquellas que no valoran la democracia liberal con sus mínimos comunes, y que no reconocen que, respetando las concepciones morales propias, es necesario escuchar y en la medida de lo posible, dar respuesta a las necesidades de todos. En esto último, definitivamente se ha avanzado.
Al finalizar, no puedo dejar de recordar el maravilloso embrujo que causó en mí leer cuando en “La Cuidad y los Perros” luego de las instrucciones de Gamboa, los estudiantes del Colegio Militar Leoncio Prado, divagan ensimismados pensando que “las chilenas son las mujeres más guapas que hay”.

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/gracias-mario-vargas-llosa | 19-04-2025 01:04:48