martes 24 de septiembre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 24-09-2024
Crónicas de viajes y de libros III Rodrigo Biel, abogado y docente


LETONIA
Mas de alguno ha visto la serie Vikingos, identificando entre los personajes a Floki, se los cuento debido a que el chofer que nos esperaba en el terminal de buses, era el doble de Floki, quien nos fue a buscar y a dejar; atento y simpático, en sus brazos nuestras maletas parecían carteras.
El hotel en que nos alojamos, se llama, “Justus”, se los cuento por ser muy distinto a todos los hoteles en que he estado; está diseñado como si fuera un edificio viejo y medio destruido, no cabe duda que es moderno, del momento que tiene dos amplios ascensores; sus paredes con ladrillos a la vista, resaltan la impresión de antiguo; el respaldo de la cama es como la de los señores feudales, el closet un ropero viejo, les recomiendo este hotel.
A caminar y comer se ha dicho. Saliendo del hotel, a pocos metros vemos una fonda medieval, se llama Rozengrals; su puerta camuflada con enredadera, nos permite entrar, para de inmediato bajar a una especie de catacumba, donde se encuentra el comedor, en penumbra iluminado a vela como era en la edad media. Comimos una pierna de cerdo con unas papas que no las vi muy bien, servido como en los tiempos de los vikingos. El pan envuelto en una arpillera.
Caminando en dirección al rio Daugava, encontramos un inmenso monumento en honor a los “Fusileros rojos letones”, muy cuestionado en la actualidad, debido a que aquellos combatieron junto a los bolcheviques, lo que se corrobora al visitar el museo de la ocupación, que está en la misma plaza, recordando las atrocidades de las ocupaciones soviética y nazi.
Cruzando la avenida llegamos al Daugava, que nace en Rusia desembocando en el Golfo de Riga, es un río ancho, con un caudal generoso y navegable para embarcaciones menores. Nos embarcamos en un barco de turismo y, degustando un buen champagne, observamos las construcciones de ambas riberas, en una con edificios antiguos e imponentes y en la otra con otros modernos e imponentes también, como el de la biblioteca.
Seguimos caminando y nos vamos por unos parques que nos llevan al palacio presidencial, flamea la bandera de Letonia y a su lado la de España, preguntamos y nos dicen que en su interior está, de visita, el rey de España.
Al día siguiente nuevamente caminata; seguimos visitando monumentos, como el de la “Libertad de Letonia”, donde el rey de España dejó una corona. En su base se lee, en letón, “Para tu país y gratis”.
En Riga, hay un edificio, donde se ubica la Academia de Ciencias, que es una réplica de otro edificio, ícono de la arquitectura soviética, que se encuentra en Moscú; pasamos por la tenebrosa “Casa de la esquina”, donde la KGB tenía su asiento, allí torturaron y dieron muerte a muchos disidentes letones. En verdad la casa por el exterior, es una hermosa construcción.
En Riga, hay muchas construcciones representativas del art Nouveau, siendo conveniente recorrerlas en un bus de turismo, bajándose en aquellas que parecen más interesantes.
Volviendo hacia el hotel, conocemos el teatro de la ópera y dos iglesias ortodoxas. Además, nos muestran un hotel, donde en el tiempo de la invasión, se alojaban los invitados de los soviéticos.
En Letonia se siente más la odiosidad hacia los rusos, pero creo que más bien es hacia los soviéticos, y cosa curiosa, es un país donde la población nacida en Rusia es bastante significativa.
Nuevamente arriba de un bus, para recorrer 348 kilómetros, que nos llevara a Vilnius capital de Lituania; el bus cruza el rio Dauvaga por un puente de algo más de 500 metros y seguimos por un camino con bosques a cada lado. Hay bastante extensión de tierras planas, algunas sembradas, en otras ya cosechando. Se ven construcciones que podrían ser agroindustrias, también varios silo y unas vacas bastantes más estilizadas, comparadas a las nuestras.
Vemos algunas cigüeñas y bastantes nidos de ese plumífero; estos campos me recuerdan los de Rio Bueno y Osorno. Sea por ir más rápido o por no entender la señalética, hemos pasado varios poblados, sin retener sus nombres.
Al contrario del viaje de Tallin a Riga, en este tramo a Lituania, subió la policía y revisaron los pasaportes, ahí nos dimos cuenta que habíamos dejado Letonia y entrado a Lituania.
Ahora se ven aspas de los molinos de viento, tranques, bastantes caminos y atraviesos, piños de caballos y de vacunos.

Freddy Mora | Imprimir | 80