viernes 13 de septiembre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Opinión 25-08-2024
Huapi, la comunidad atrapada en el caos vial
(Alejandra Astete Belmar)

El jueves por la tarde, tuve que llevar a una amiga que vive en el Sector del Huapi a su casa. Bendita sea su paciencia, porque el caos vial fue simplemente horroroso. Fue como tratar de pasar un elefante por un embudo: la congestión para llegar al sector fue tremenda, y el regreso a mi casa fue una pesadilla de bocinazos, tacos y ciudadanos con un nivel de estrés altísimo. Como parte de nuestro trabajo en terreno, conversando con la ciudadanía y recogiendo sus necesidades, decidimos investigar qué está provocando esta situación, qué institución debería hacerse cargo y cómo podemos ayudar.

Caminando por las calles, compartiendo con los transeúntes, nos detuvimos en el paso peatonal al lado del Cementerio Las Rosas para conversar con un vecino del sector. Lo primero que nos expresó fue su profunda decepción por el abandono de su vecindario. Nos contó que, hace más de 30 años, vio una maqueta en la Municipalidad que proyectaba la construcción de un paso bajo nivel en ese mismo lugar, para mejorar la conectividad del Sector del Huapi. ¿Qué pasó con ese proyecto? ¡Nadie sabe! Ahora, los vecinos solo tienen un paso peatonal peligroso, inhóspito, de tierra, mal iluminado, que se convierte inevitablemente en un barrial en épocas de lluvia. Miles de personas transitan por allí a pie, en bicicleta e incluso en moto. Es la única opción para evitar la tremenda congestión que se produce entre las calles Rengo, Januario Espinoza y Las Pataguas, donde los tacos se vuelven interminables en ciertas horas. Lo viví en carne propia.

Aunque existe otra salida por el final de la calle Esfuerzo, esta vía solo genera más caos debido a su estrechez, además de alejarte del centro de la ciudad, provocando tiempos muertos en el desplazamiento y la molestia de los vecinos.

¿Se han tomado algunas medidas? Sí, pero no son suficientes. Hablamos también con vecinos y trabajadores de la bomba de bencina del sector, quienes coinciden en que medidas como el cierre de Rengo a la altura de Sargento Aldea y el corte de Januario Espinoza en la calle Esperanza han mitigado en algo la cantidad de accidentes y el caos vial, pero no es suficiente. Los choferes de locomoción colectiva se quejan porque pierden parte de sus ingresos debido a los largos tiempos que requieren para completar sus recorridos, gastan más combustible y los pasajeros muchas veces reclaman por el tiempo que demoran en llegar a sus destinos.

Estamos hablando de una comunidad de casi 20,000 personas, prácticamente encajonadas en una sola vía de entrada y salida. Estas personas no trabajan todas en el sector y deben salir cada mañana a trabajar, hacer trámites, llevar a sus hijos a los diferentes establecimientos educacionales, entre otras actividades. Lo peor es que en la tarde se enfrentan al mismo problema para llegar a sus domicilios. Esto genera problemas que van más allá de la mala conectividad. Como ciudad, deberíamos preocuparnos por cómo crecemos, para poder ofrecer a todos nuestros habitantes de Linares la misma calidad de vida.

Cuando una comunidad queda atrapada con solo dos vías de acceso, las repercusiones pueden ser graves: el aislamiento afecta su conexión social, económica y cultural.

Mejorar la conectividad vial puede traer múltiples beneficios a una población con acceso limitado. Por ejemplo, incrementa la seguridad, ya que más vías de acceso permiten rutas alternativas en casos de emergencia o desastres naturales. Además, impulsa el desarrollo económico al facilitar el transporte de mercancías y personas, promoviendo el comercio y la inversión. La creación de nuevas vías también distribuye el tráfico, reduciendo la congestión y los tiempos de viaje.

Es crucial que nuestras autoridades se hagan parte de estos problemas y consideren factores como el impacto ambiental, la planificación urbana y la participación comunitaria al desarrollar proyectos de mejora en la conectividad vial. Abordar este problema es esencial para mejorar la calidad de vida de la comunidad, y es una responsabilidad pendiente en este sector.


Freddy Mora | Imprimir | 246