Gabriela Morgado Tapia, directora Área Académica Enfermería, Dirección de Postgrados y Educación Continua de la Facultad de Enfermería UNAB.

El 24 de octubre de cada año se conmemora el Día Mundial contra la Polio, con el fin de relevar los esfuerzos para erradicar una enfermedad infecto-contagiosa, que en uno de cada 200 casos produce parálisis irreversible y la muerte del 10% de ellos. Hace 30 años, en 1994, la región de América fue certificada como región libre de la enfermedad, gracias al control de la transmisión alcanzada por la vacuna. Sin embargo, aún existen países en el mundo donde existen casos de polio, por lo que los esfuerzos mundiales están dirigidos a alcanzar la erradicación de la circulación viral en los próximos años.
En Chile, el último caso reportado data de 1975, siendo reconocido como uno de los primeros tres países en eliminar la enfermedad, gracias a un robusto programa de vacunas, que abarca la polio y otras numerosas patologías que son capaces de ser prevenidas por vacunas, disminuyendo de manera importante su impacto en la carga de enfermedad, discapacidad y mortalidad secundaria a estas enfermedades.
Con este programa, Chile ha logrado la erradicación de la viruela en 1950, la poliomielitis en 1975 y eliminación del sarampión en 1992. Sin ir mas lejos, de acuerdo con reportes oficiales, gracias a la inoculación de Niservimab, incorporado al programa este año 2024 para menores de un año, la mortalidad atribuida al virus respiratorio sincicial fue 0. El éxito de los programas de vacunas no depende solo de la existencia de ellas. El 24 de octubre se destaca la existencia de la vacuna contra la polio y su impacto en la salud de todas las personas, en el mundo. También es una oportunidad para visibilizar la importancia que tienen las madres y padres de niños, el personal de salud y toda la población en cuanto a fomentar y adherirse al cumplimiento del calendario de vacunación existente. Las vacunas constituyen un derecho del niño, para garantizar su salud al prevenir enfermedades que podrían significar una amenaza para su vida y desarrollo. También son un imperativo ético, desde la solidaridad, ya que, al vacunarnos, ayudamos a proteger a los que por diversas razones no pueden ser inmunizados. El llamado es a reconocer como la vacuna de la polio cambió el escenario en el que vivimos hoy, y como las vacunas que se ofrecen de manera gratuita en el programa nacional de inmunización nos ayudan a todos a tener una mejor calidad de vida y concentrar los recursos de salud en otros problemas prevalentes hoy.