miércoles 07 de agosto del 2024
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Opinión 12-07-2024
Cine para Adultos

Gonzalo Guerrero
Abogado GQ Auditores Consultores

EYES WIDE SHUT (Kubrick, 1999)

Como toda obra de Stanley Kubrick, esta película tiene muchas capaz y posibilidades de interpretación, ya sea en su trama, sus temas, su fotografía, su simbolismo, su guion. Hasta cómo se rodó, pues ostenta el récord en el rodaje más largo (15 meses), o en una interpretación tipo teoría de conspiración que se sustentaría en lo que el director habría denunciado supuestamente y que murió días después de exhibir su versión final a los miembros del estudio Warner.

Esta vez me quedaré con lo que nos cuenta de frente y es acerca de las relaciones de pareja, lo que espera uno del otro, los roles que se adoptan, las fantasías y la imposibilidad de dar respuestas directas. A los ojos bien cerrados que tiene Bill respecto de Alice. La escena del principio y la escena del final nos revelan esto, con una Nicole Kidman espectacular, en su actuación y desplante. Al final, Bill le dice la frase “por siempre”, a lo que Alice le dice que no, que esa palabra le asusta. Y la última frase en una película de ese gran Director la dice Alice, y hago una traducción libre para obviar la censura: “necesitamos hacer el amor”.

La historia de Bill (Tom Cruise) que es un médico, de clase alta, exitoso y que mide ese éxito en sus interacciones con personas de clase más alta o a través del dinero; todo conseguido con su talento y prestigio como galeno. No sabe interactuar de otra forma más que esa, da por sentada su relación con su señora y no es capaz de dar, su mujer, que vive cuidando su hogar y su familia, que ha dejado su trabajo en una galería de arte, espectacularmente bella, pero quiere que su marido y otros hombres la miren más allá de esa imagen. Hay una escena en una cena de navidad, en donde ella conoce a un húngaro maduro que le coquetea mientras está algo borracha y su marido se ha perdido con dos modelos que lo invitan a ir más allá del arcoíris, pero él no se atreve. Después, en otra escena, ella le cuenta una fantasía con un marino mientras fuman marihuana y sostienen una conversación profunda y de adultos. Eso vuelve loco a Bill y empieza todo el desvarío de la película, en lo que bien puede interpretarse todo como un mal viaje, y ejemplos sobran, como que la ciudad filmada es una recreación de New York, no es el real, pues se filmó todo en Reino Unido. Es una maqueta a gran escala.

Estos son mundos de una burguesía pujante con personajes atrapados en estos esquemas. Bill, con una máscara constante por sostener se va metiendo en experiencias sórdidas y extrañas, con un antiguo amigo, con un conocido, con la hija de un paciente, con una prostituta, y así, con más personajes extraños, en donde nunca toma una decisión con los pantalones bien puestos. Estoy siendo casi literal en lo que se ve en pantalla, más allá de otras interpretaciones. Pero, si estiro el simbolismo, se podría decir que quizás todo lo que vive Bill es un mal sueño producto de sus inseguridades y su incapacidad de no poder concebir el sexo sin amor, y la mirada puritana al respecto, toda esa contención hace que imagine y juzgue a personas y situaciones. Por eso los temas se van haciendo presente, como las sectas, las orgías, las enfermedades venéreas, la violencia.

Escogí esta mirada de la película, la más íntima, la más terrenal y la más normal. Porque fue la primera impresión que me dio cuando la vi por vez primera hace más de 20 años y porque quiero hacer un ejercicio tipo Panofsky, es decir, para partir un análisis visual siempre describir primero lo que se ve, después hacer los siguientes análisis de contexto, simbólicos e históricos.

Esta película me gusta mucho y sobre todo por los temas. De hecho, la primera columna que me publicaron acá hablaba de TAR, en donde su director es el pianista, y Cate Blanchett aparece también haciendo de la voz de la mujer que salva a Bill en la orgía de esa sociedad secreta que se infiltra y lo descubren. Kubrick siempre da para mucho, por eso es mi director favorito, y como se llama esta columna, su obra es cine para adultos.



Freddy Mora | Imprimir | 279