lunes 16 de septiembre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 08-09-2024
Crónicas de viajes y de libros (I) ESTONIA


(Rodrigo Biel, Abogado y Docente)

En el norte de Europa hay tres países, al que pocos chilenos viajan y escasos los que saben dónde se ubican geográficamente. A los tres les une la circunstancia, que fueron parte de la Unión Soviética, la que los invadió el año 1940, antes los había invadido Hitler. Obtuvieron su independencia recién el año 1991, de ahí se explica el resentimiento que tienen contra Rusia, que más bien es contra la Unión Soviética.
De los tres, el más septentrional, es Estonia, que limita al este con Rusia, al norte con el golfo de Finlandia, al sur con Letonia y al oeste con el mar Báltico, cuyas aguas bañan también puertos de Alemania, Rusia, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Polonia, pero los que se conocen como países bálticos son los tres que indique.
El 22 de junio pasado, desde Madrid, viajamos junto a mi mujer a Helsinki la capital de Finlandia, ubicada en la ribera norte del Báltico; llamándome la atención la cantidad de chilenos que viajaban en ese avión, la respuesta vino de inmediato, eran chilenos residentes en Finlandia que retornaban de sus vacaciones en Chile; un muchacho chileno, leía “Se las echó el Buin”, del escritor Jorge Inostroza. Lo felicité, ya que, viviendo fuera de Chile, se interesaba por conocer su historia.
En Helsinki, nos embarcamos en un avión turbo hélice de Finnair, que demoró 30 minutos en atravesar a Tallin; el terminal aéreo conocido como Ülemiste es más bien pequeño, si se le compara con los de otras ciudades europeas, pero expedita y rápida fue la entrega de las maletas.
En auto, cruzando amplias avenidas llegamos al hotel My City, ubicado estratégicamente en una esquina, que nos permitía salir por una calle, hacia el casco viejo y, por otra, a la parte moderna de la ciudad.
Desde la ventana de nuestra habitación, teníamos vista a la pequeña plaza Karkavarava, donde se ubica una estatua a ras de suelo de dimensión real, de un hombre, mercader talvez; nos dijeron que, para tener suerte, bajáramos a frotarle los botones de la chaqueta.
Caminando por la calle Suur-karja, nos adentramos al casco viejo (vanalinn) y llegando a la calle Vana turg, nos topamos con un restaurante, el “Olde Hansa Rehnung”, que se traduce como “La antigua liga hanseática”, con ambientación y música del medioevo; la comida y los tragos los sirven en vasijas y jarras de gredas, por hombres y mujeres arropados con ropas de aquella época, los mismo que la música que se escuchaba y los instrumentos que se tocaban.
Comimos, una sopa de hierbas con crema de queso y pan de nueces y, de fondo, cordero, preparados a la usanza de la Edad Media.
Continuando por la calle Vana turg, encontramos una edificación que se destacaba por su campanario muy estilizado, pero al doblar hacia la plaza, conocida como “Raekoja plat”, nos dimos cuenta que era el Ayuntamiento de la ciudad, construido el año 1404.
Lamentablemente no pudimos conocer la farmacia más antigua del mundo, que está al costado del Ayuntamiento, por estar cerrada; en los costados de la plaza hay variados tipos de restaurantes, entre los que se encuentra el “Olde Estonia”, (vieja Estonia), donde comimos una variedad de carne de cerdo con aderezos himalayos, acompañados de cerveza.
Recorrimos las calles que salen desde la plaza, caminando por Pikk y Dunkri, donde se aprecian hermosos edificios con puertas de madera decoradas y pintadas. Andando por la calle Dunkri llegamos a un castillo llamado Toompea, construido a partir del siglo X, como se lee en el lugar.
Visitamos la Puerta Viru, con dos torres y su calle homónima, la Tallitors tower, que la recorrimos por estar casi al frente de nuestro hotel y luego la Tornide väljku park, con juego para niños; andando y andando llegamos a una majestuosa iglesia ortodoxa. Todas las construcciones, perfectamente mantenidas o reconstruidas, cuidadas con esmero y, sus calles, absolutamente limpias; la gente muy simpática, siempre dispuestas a ayudarte.
El idioma no es ningún problema, gracias a la aplicación de traducción del celular. Sin embargo, la población joven, habla inglés y los mayores hablan ruso.
A vía de ejemplo, si escribía en el celular, “elijo quedarme aquí”, en la pantalla se leía “Ma valin siia jääda”, si me despedía con “buenas noches cariño”, se leía se lee “head ööd kallis”.
En un tiempo cercano, habrán estonios y estonias que hablen español, ya que en la ciudad, se ven academias que enseñan nuestro idioma.
Freddy Mora | Imprimir | 197