miércoles 25 de septiembre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 25-09-2024
CRONICAS DE VIAJES Y DE LIBROS IV
Rodrigo Biel, abogado y docente

LITUANIA

Viajando en bus de Tallin a Riga y luego desde ésta a Vilnius nos permitió conocer no solo los campos y caseríos que cruzamos, sino que también la idiosincrasia de estos pueblos; al contrario de muchos países de raíz latina, los pasajeros de estos buses, no eran hablantes destemplados, si alguien usó el celular lo hizo en voz baja y brevemente con respeto para los demás pasajeros.
Entrando a Vilnius (Vilna en español) pasamos por distintos barrios de la ciudad, la que apreciamos grande y pujante, con urbanizaciones muy modernas y otras, con edificios colectivos de la época soviética, bastante feos. Nos dicen que tiene 850.000 habitantes.
Desde el terminal, nos trasladamos en taxi, al hotel Amberston Catedral, un edificio moderno, minimalista para mi gusto, totalmente digitalizado, muy bien ubicado; nos bastó saltar la calle para llegar a la icónica catedral católica que, en la noche, desde la ventana de nuestra habitación, tuvimos la suerte de verla iluminada.
La catedral se ubica en la “katedros aikté”, en español “plaza de la catedral”; nos dicen, que con las modificaciones introducidas durante siglos derivó en lo que es hoy, un edificio neoclásico blanco, como lo es también la torre del reloj, que está delante de la iglesia y no sobre ella como estamos acostumbrados a ver. Sobre el techo de la catedral tres figuras, las de san Estanislao, santa Elena y san Casimiro.
Destaco de la catedral, las pinturas colgadas en sus columnas interiores, también el altar y una reliquia de san Estanislao.
En esa misma plaza se ubica el monumento al fundador de Vilnius, Gedeminas; mirando desde ese lugar hacia la colina, divisamos la torre de Gedeminas.
Siguiendo por el exterior de la iglesia, contiguo a ella, se llega al palacio de los Grandes Duques de Lituania, donde hoy se realizan representaciones de teatro, ballet y de música.
En esa misma explanada, el día de nuestra visita, fuimos testigos de instrucción militar que se realizaba a hombres y jóvenes, algunos bastante jóvenes, ¿preparándose para la temida guerra?, quizás.
En Lituania constatamos, al conversar con algunos lituanos, un serio temor a sufrir una nueva invasión rusa, sin embargo, pienso que responde a una animadversión total a lo soviético, lo que se entiende después de visitar el museo de “Las ocupaciones y las luchas por la libertad”, ubicado en lo que fue la sede de la KGB, destinado a mostrar los estragos de 50 años de ocupación por parte de la Unión soviética; un español que visitaba el lugar, estudiante de Ciencias Políticas, me dice que los latino-americanos somos los únicos que idealizamos el comunismo.
Como del terminal de buses nos fuimos directamente al hotel, no entramos al barrio antiguo, por alguna puerta de la muralla que existió en tiempos medievales, corregimos ese error yendo hasta la puerta de la Aurora que algunos la traducen como “del Alba”.
Pasamos primero a conocer la iglesia de Santa Ana, de estilo gótico, construida el año 1500; su exterior es de color rojo y de su interior destaco sus ornamentaciones de madera.
Siguiendo nuestro camino, escuchamos cantos religiosos, subimos nuestra vista descubriendo lo que llaman la “balconada”, por lo que buscamos por donde ingresar, subimos y encontramos una pequeña capilla del santuario a la virgen María, la virgen negra, protectora de la mencionada puerta. Se celebraba una misa y las voces de los fieles cantando nos emocionó, como también la religiosidad de ellos.
En nuestro peregrinar, caminamos hasta el edificio del Ayuntamiento y, de ahí, a una calle con muchos restaurantes, degustando en uno de ellos una rica sopa fría de “remolacha” y unos “cepelinai”, esto es, papas rellenas.
Podríamos seguir hablando de iglesias, como la de santa Teresa y la de san Casimiro, o la iglesia ortodoxa de Paraskeva, donde se dice que Pedro el Grande bautizó a un esclavo africano que más tarde se convertiría en el general Abram Petrovich Hannibal, bisabuelo del poeta ruso Alexander Pushkin.
Recorriendo la Universidad de Vilna, creada el año 1579, nos cruzamos con jóvenes que concurrían a su licenciatura junto a sus padres; muy cerca está el palacio presidencial, deteniéndonos a descansar en la estatua al poeta Donelaitis, autor de “Las estaciones del año”.
Desde la plaza de la catedral, nos vamos por una avenida muy comercial; en la marquesina de un centro cultural nos llama la atención una intervención artística con la figura de tres mujeres arropadas que sobresalen hacia la calle.
Freddy Mora | Imprimir | 91