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Opinión 25-04-2025
El papa y su función de padre para el creyente
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Dra. Miriam Pardo Fariña
Académica de Psicología U. Andrés Bello, sede Viña del Mar

Para la Iglesia católica el papa corresponde al concepto de padre o patriarca, por lo que los creyentes le denominan también "santo padre". Como vicario de Cristo, el sumo pontífice tiene la función de guiar a los católicos respecto a la fe y la moral; asimismo, tiene funciones de supervisión relacionadas con la enseñanza y las prácticas religiosas de quienes forman parte del catolicismo.
Desde el punto de vista de la psicología, el papa representa para los católicos un referente paterno. De hecho, en las culturas patriarcales, el padre es el referente afectivo, emocional, social y moral. Los personajes bíblicos evocan esta representación paterna como Abraham, Moisés y numerosos profetas. La función de dichos personajes bíblicos se basó en guiar al pueblo de Dios por el camino designado por Dios y que se concretó por medio de enseñanzas, incluyendo las tablas de la ley que conocemos como los diez mandamientos.
Cuando el ser humano es capaz de simbolizar, representa a su progenitor como figura paterna, por lo que al constituirse en un referente se transforma en alguien con quien el ser humano toma aspectos con los cuales se va identificando. Así, por ejemplo, un padre puede entregar a sus hijos distintas dimensiones, tales como el logro de la autonomía, el fortalecimiento de los vínculos afectivos, elementos constitutivos de identidad y, por supuesto, su función como autoridad y las implicancias que conlleva. A su vez, el padre también forma parte de la cultura a la cual pertenece, por lo que se va constituyendo una cadena con numerosos eslabones desde los cuales los seres humanos nos sujetamos.
Considerando lo que ya se ha explicado acerca de la importancia del sumo pontífice para la Iglesia católica, no es extraño que muchos creyentes estén emocionados por el reciente fallecimiento del papa Francisco. Se lo describe o narra como un padre, resaltando sus enseñanzas, sus virtudes, sus gustos. Se lo recuerda como un papa interesado en los pobres y en la importancia de servir a los demás. Sin embargo, también se han recordado errores humanos del papa Francisco cuando visitó Chile, referido a sus decires cuando estaba en la palestra el tema de los abusos sexuales. Aún así, también se recuerda al papa-padre con capacidad para reconocer sus errores y sus palabras muy sentidas sobre el tema antes mencionado y que le llevó a pedir perdón de manera pública.
Siendo, entonces, el “santo padre”, todos los protocolos eclesiásticos que siguen luego de su fallecimiento son esperados por la comunidad de creyentes, protocolos que se han llevado a cabo durante siglos. A su vez, cada creyente vivencia el duelo por su pérdida orando por él, visitando el Vaticano si está por allá de paso o vive cerca.
Las personas creyentes encuentran explicaciones a su vida por medio de la trascendencia. En el caso de los católicos, se trata de la creencia en Dios uno y trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por lo que el creyente se aferra a Dios, idealmente, como el padre que acompaña, guía, cuida, perdona, enseña. En momentos de mayor indefensión, el creyente se aferra a Dios para recibir de Él la protección que necesita. Desde el punto de vista de la psicología y del psicoanálisis, ser creyente es un plus para el ser humano ya que puede sublimar por el camino de su fe numerosos conflictos logrando calmar su angustia. El papa, desde sus labores como sumo pontífice, también reza por la humanidad pidiendo la protección y misericordia de Dios.
La psicología humana encuentra su madurez a partir de la integración de sus representaciones en el psiquismo, lo que se inicia desde que somos aún bebés. A medida que crecemos, vamos desarrollando nuestras funciones cognitivas, así como la voluntad, el desarrollo moral y social. La fe, que es un don de Dios para el creyente, se engarza bien con la maduración paulatina del psiquismo humano. Sería claramente esperable que los individuos sean activos en la construcción de su vida. Descansar absolutamente en Dios sin hacerse cargo de lo que le compete a cada uno, daría cuenta de una pasividad alarmante en las personas que atribuyen todo a la fe, sin esmerarse en lo que deben pensar, hacer o intervenir.
La madurez implica hacerse cargo de distintas dimensiones de la vida, y de forma activa, siendo importante para el creyente considerar la dimensión divina a partir de la cual deberá ir descubriendo la voluntad de Dios. De este modo, fe y razón se conjugan de manera integrada y la búsqueda de la enseñanza o de las palabras emitidas por el papa cobran relevancia para el mundo cristiano que busca seguir las enseñanzas doctrinales y espirituales que entrega el santo padre. Los mensajes que la Iglesia católica comparte a sus fieles se relacionan, entre otros tópicos, con no olvidar el propósito de la vida, el sentido de comunidad y solidaridad hacia el prójimo, el sentido del dolor y el sufrimiento.
El creyente católico le va a dar relevancia a Dios acercándose a Él mediante la fe, comprendiendo y encarnando las normas, los valores y las enseñanzas de Dios. Para llegar a la divinidad, que es trascendente, se requiere de la Iglesia como instancia para hacer un camino que conduzca hacia Dios; es allí donde el sumo pontífice cobra relevancia, porque su posición en la Iglesia es la de ser el máximo soberano.
Por lo tanto, desde la psicología, y específicamente para el creyente católico, el papa, como figura paterna, cumple una función importante como autoridad, ofreciendo referentes de identidad, autonomía y valores. En tiempos de crisis o dolor, los creyentes encuentran en él una fuente de consuelo, orientados por su palabra y ejemplo.
A nivel individual, resulta interesante plantear, ¿qué dimensión de padre dejó el papa Francisco en cada uno de los creyentes?

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Freddy Mora | Imprimir | 112