viernes 27 de diciembre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 27-12-2024
El precio de la Navidad
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W.Elgueta

Navidad, ese rincón del calendario que promete paz, amor y redención, parece haberse reducido a una transacción más, una oferta a tres meses precio contado. En la época en que las luces parpadean y los villancicos llenan el aire, no se escucha ya el eco de lo verdaderamente humano. En su lugar, reina el consumismo, ese genio de la lámpara que, con su promesa de poder adquisitivo, nos hace sentir dioses por un instante, capaces de cumplir los deseos superficiales de los demás y llenar nuestros propios vacíos con cosas que no trascienden.

¿Dónde queda el amor? ¿Dónde se oculta la paz? Quizás se han reducido a meros conceptos que, en esta era de brillo y plástico, importan menos que el último dispositivo en oferta. Los mercaderes de la fe nos venden un espejismo de espiritualidad, pero sus discursos vacíos se desmoronan ante las filas de hambre, miseria e indiferencia. ¿De qué sirve golpear nuestro pecho en señal de arrepentimiento si somos incapaces de mirar al que sufre? ¿Qué valor tiene la oración cuando nuestras acciones desmienten cada palabra que pronunciamos?

Lo que hemos recibido de gracia, lo hemos olvidado. Recibimos el regalo más grande, el más puro: la humanidad compartida, la posibilidad de amar y ser amados sin medida. Pero en esta sociedad que asigna valor según el precio, hemos despreciado lo intangible. Confundimos el tener con el ser, el brillo externo con la luz interna. En esta Navidad, una vez más nos enfrentamos al espejo de nuestra egoísta ceguera.

¿Qué nos viene a decir la Navidad? Que seguimos sin entender. Que después de tantos años, seguimos midiendo el valor de las cosas –y de las personas– por lo que cuestan, no por lo que son. Que seguimos construyendo muros de indiferencia en lugar de tender puentes de compasión.

¿Vales lo que tienes o vales porque eres? Esta pregunta retumba como un grito ahogado en medio del estruendo de las cajas registradoras. Si pudiéramos detenernos un momento, en silencio, quizá escucharíamos el mensaje que ha estado ahí todo el tiempo: la verdadera riqueza no se compra, no se envuelve, no se vende en cuotas. La verdadera riqueza está en dar de gracia lo que hemos recibido de gracia.

Siempre, regalémonos humanidad.
Freddy Mora | Imprimir | 164