Hoy
miércoles 16 de abril del 2025, Saludamos a Flavio
Opinión 15-04-2025
El vaso medio lleno
Tily Vergara
Las cosas buenas de la vida se deben destacar. Es injusto el desconocimiento de lo que está a la mano y que, en cierto modo, al pasar desapercibidas no le damos la merecida importancia, desconociendo su sentido imprescindibles para el cotidiano bienestar.
Todo lo negativo nos deja un sabor amargo pensando con gran tristeza que lo cercano se aleja y lo lejano siempre será inalcanzable; pesimismo propio de la orfandad que origina la soledad entre la multitud. En cambio las cosas positivas nos despejan la niebla para observar un mundo más amable. Doy ejemplos:
Visita al CESFAN VALENTÍN LETELIER. No era costumbre recurrir a ese centro fuera de ir de vez en cuando a las vacunaciones anuales. Decidí inscribirme para recibir los beneficios que proporciona al usuario para control de salud. Ningún contratiempo para atenderme, todo ordenado, buena disposición funcionaria para aclarar cualquier duda. En un cuadernito personal se anota todo lo concerniente a la interacción del paciente con el centro de salud: exámenes de laboratorio, controles posteriores, derivaciones a facultativos, etc. La indicación exacta para evitar confusiones. Además recibí los alimentos que proporcionan mensualmente a las personas de la tercera edad. TODO GRATIS. Eso hay que reconocerlo y es un bien que está a la mano.
Generalmente en todas las oficinas públicas a las que he concurrido existe la buena atención, amable disposición para que el trámite sea más expedito y eso siempre se agradece.
También existen las buenas noticias; se podrá viajar de Talca a Constitución en una moderna máquina ferroviaria y por fin podré apreciar esos lugares, que asoman como rescatadas de una historia antigua. ( Nunca pude hacerlo por la altura del acceso al tren). Contemplar estaciones con nombres como Cortiduría, González Bastías, Forel, etc. Quiero averiguar el origen de los nombres de cada estación. Sólo conozco a González Bastías, poeta chileno que escribió versos como : “A la luna,amor/al amor,cantar;/ al arrollo, flores…/nada más, nada más./ El que vive pobre,/ vive de esperar./Una estrella brilla…/ nada más, nada más./ Pasa la fortuna/ con su grande afán./ La vida es lo mismo…/ Nada más, nada más”. Es bien bonita la poesía y más extensa, contiene gran sentido.
El mundo cae a pedazos cuando enfrentamos la trágica pantalla de los noticieros. Apartemos los ojos de tanta malevolencia y veamos lo que aclara los sentidos dejando levitar los pensamientos en las promesas que nacen de la tierra mojada después de la lluvia:
El aire promete ser más puro, las pocas hojas que van quedando brillan antes de caer como anunciando que nutrirán el suelo para la primavera. Las mañanas prometen frío pero así damos importancia a ese chaleco abandonado en algún baúl y que nos abrigará como la tibieza de una caricia. El sol promete aparecer un tanto lejano, pero su luz incondicional dará la energía necesaria para sentirnos optimistas..
La niebla promete aparecer en las mañanas para enseñarnos a respetar las distancias y apreciar las cercanías. El frío nos hará recordar los tiempos del reinado del brasero con su respectiva parrilla donde una tetera cantaba el himno a la ebullición mientras el pan se tostaba para ser más crujiente y para embriagar el aire con ese aroma mezclado café o el pan de azúcar quemado para coronar un mate. Y esos recuerdos nos harán enfrentar el día con una satisfactoria sonrisa.
El viento, siempre que sea suave, danza entre los follajes, baila con las hojas caídas; se desgranan las emociones al contemplar el arte del otoño que es encanto, inspiración de almas sencillas, recuerdos de los seres que se han ido, pero por una extraña razón el desazón de la ausencia se transforma el alegre referencia de lo compartido, de lo que ha quedado persistente en el recuerdo, de lo cercano, de lo amado, de lo valorado por siempre y para siempre. Eso es lo que importa. El otoño trae el rezago del verano y el comienzo de estar más temprano en casa, porque la noche llegará antes, pero queda más tiempo para compartir en familia, a pesar de las quejas.
La queja hiere los sentidos con su dardo indolente , a veces irracional, pero también resulta ser una fuente de escape ante tanta desigualdad.
Espero no quejarme tanto porque es injusto remover lo malo que sucede y traerlo a nuestra vida como si el infierno hubiese marcado territorio sin dejar lugar para disfrutar lo bueno que está tan cercano y puede extender su manto amable a cada rincón de la cuadra, del barrio, de la ciudad y porqué no decirlo, del país.
Es un nefasto ejercicio perderse entre ese torbellino de facturas, cárceles, abusos de autoridad, injusticia, codicia, derroches, fraudes, y todas las calamidades habidas y por haber. Siempre habrá un Caín y un Abel, un David y un Goliat, un Nerón y un Gandhi. Es el juego del bien y el mal a través del tiempo.
Pero también habrá Una Teresita de Calcuta, un Pepe Mujica, un Padre Hurtado, un Obispo Camus, y mucha gente buena que nos da cada día un ejemplo de vida y nos hace pensar que no todo está mal y que, de alguna manera, podemos contribuir a mejorar este plano para anhelar un futuro esperanzador.
El vaso medio lleno siempre debe estar a mano.
Las cosas buenas de la vida se deben destacar. Es injusto el desconocimiento de lo que está a la mano y que, en cierto modo, al pasar desapercibidas no le damos la merecida importancia, desconociendo su sentido imprescindibles para el cotidiano bienestar.
Todo lo negativo nos deja un sabor amargo pensando con gran tristeza que lo cercano se aleja y lo lejano siempre será inalcanzable; pesimismo propio de la orfandad que origina la soledad entre la multitud. En cambio las cosas positivas nos despejan la niebla para observar un mundo más amable. Doy ejemplos:
Visita al CESFAN VALENTÍN LETELIER. No era costumbre recurrir a ese centro fuera de ir de vez en cuando a las vacunaciones anuales. Decidí inscribirme para recibir los beneficios que proporciona al usuario para control de salud. Ningún contratiempo para atenderme, todo ordenado, buena disposición funcionaria para aclarar cualquier duda. En un cuadernito personal se anota todo lo concerniente a la interacción del paciente con el centro de salud: exámenes de laboratorio, controles posteriores, derivaciones a facultativos, etc. La indicación exacta para evitar confusiones. Además recibí los alimentos que proporcionan mensualmente a las personas de la tercera edad. TODO GRATIS. Eso hay que reconocerlo y es un bien que está a la mano.
Generalmente en todas las oficinas públicas a las que he concurrido existe la buena atención, amable disposición para que el trámite sea más expedito y eso siempre se agradece.
También existen las buenas noticias; se podrá viajar de Talca a Constitución en una moderna máquina ferroviaria y por fin podré apreciar esos lugares, que asoman como rescatadas de una historia antigua. ( Nunca pude hacerlo por la altura del acceso al tren). Contemplar estaciones con nombres como Cortiduría, González Bastías, Forel, etc. Quiero averiguar el origen de los nombres de cada estación. Sólo conozco a González Bastías, poeta chileno que escribió versos como : “A la luna,amor/al amor,cantar;/ al arrollo, flores…/nada más, nada más./ El que vive pobre,/ vive de esperar./Una estrella brilla…/ nada más, nada más./ Pasa la fortuna/ con su grande afán./ La vida es lo mismo…/ Nada más, nada más”. Es bien bonita la poesía y más extensa, contiene gran sentido.
El mundo cae a pedazos cuando enfrentamos la trágica pantalla de los noticieros. Apartemos los ojos de tanta malevolencia y veamos lo que aclara los sentidos dejando levitar los pensamientos en las promesas que nacen de la tierra mojada después de la lluvia:
El aire promete ser más puro, las pocas hojas que van quedando brillan antes de caer como anunciando que nutrirán el suelo para la primavera. Las mañanas prometen frío pero así damos importancia a ese chaleco abandonado en algún baúl y que nos abrigará como la tibieza de una caricia. El sol promete aparecer un tanto lejano, pero su luz incondicional dará la energía necesaria para sentirnos optimistas..
La niebla promete aparecer en las mañanas para enseñarnos a respetar las distancias y apreciar las cercanías. El frío nos hará recordar los tiempos del reinado del brasero con su respectiva parrilla donde una tetera cantaba el himno a la ebullición mientras el pan se tostaba para ser más crujiente y para embriagar el aire con ese aroma mezclado café o el pan de azúcar quemado para coronar un mate. Y esos recuerdos nos harán enfrentar el día con una satisfactoria sonrisa.
El viento, siempre que sea suave, danza entre los follajes, baila con las hojas caídas; se desgranan las emociones al contemplar el arte del otoño que es encanto, inspiración de almas sencillas, recuerdos de los seres que se han ido, pero por una extraña razón el desazón de la ausencia se transforma el alegre referencia de lo compartido, de lo que ha quedado persistente en el recuerdo, de lo cercano, de lo amado, de lo valorado por siempre y para siempre. Eso es lo que importa. El otoño trae el rezago del verano y el comienzo de estar más temprano en casa, porque la noche llegará antes, pero queda más tiempo para compartir en familia, a pesar de las quejas.
La queja hiere los sentidos con su dardo indolente , a veces irracional, pero también resulta ser una fuente de escape ante tanta desigualdad.
Espero no quejarme tanto porque es injusto remover lo malo que sucede y traerlo a nuestra vida como si el infierno hubiese marcado territorio sin dejar lugar para disfrutar lo bueno que está tan cercano y puede extender su manto amable a cada rincón de la cuadra, del barrio, de la ciudad y porqué no decirlo, del país.
Es un nefasto ejercicio perderse entre ese torbellino de facturas, cárceles, abusos de autoridad, injusticia, codicia, derroches, fraudes, y todas las calamidades habidas y por haber. Siempre habrá un Caín y un Abel, un David y un Goliat, un Nerón y un Gandhi. Es el juego del bien y el mal a través del tiempo.
Pero también habrá Una Teresita de Calcuta, un Pepe Mujica, un Padre Hurtado, un Obispo Camus, y mucha gente buena que nos da cada día un ejemplo de vida y nos hace pensar que no todo está mal y que, de alguna manera, podemos contribuir a mejorar este plano para anhelar un futuro esperanzador.
El vaso medio lleno siempre debe estar a mano.
Freddy Mora | Imprimir | 202