Carlos Wistuba
Poeta
Viajero de noche estrellada

Viajero de rieles imaginarios,
encaminado de las estrellas,
veloz surcas campos
dormidos,
que despiertas con los
sentidos derramados,
sobre el tapiz extendido.

Trazos con vigor de mar
guían tus sinuosas
pinceladas
que abren surcos densos
y desconocidos,
revelando la belleza
que habitan tus ojos.
Oro pastel en los girasoles,
amarillo de ritmo vibrante,
mezclado en la profunda
quietud del azul melancólico,
inundan como soles
el abismo nocturno,
una danza perpetua
que cambió expresión
a la noche,
quizás como refugio
para que tu loca timidez
descansara arropada en
el bermellón de los
viñedos.

En otras, viajas calmado,
como pueblito dormido,
tortuga con caparazón
repleto de lunas solares,
deslumbras con tal
parsimonia
que te impones a la luz
del día.

Amigo contradictorio,
mártir que nadie esperaba,
el fracaso te eligió en vida,
designio para los
olvidados.
Al sublimar tu dolor
cambiaste la fuerza de las
convicciones.

Fértil semilla del óleo
floreció tu legado,
colores que conmueven los
sentidos,
y tu espíritu fragmentado
forjó con estridencia el
triunfo
de la luz,
un regalo de las emociones
desbocadas.