jueves 24 de octubre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 24-10-2024
LA AGONIA Y FALLECIMIENTO, DEL LIBERTADOR DE CHILE.

Humberto Barría de la Torre
Coronel en Retiro de Ejército
Presidente del
Instituto O’Higginiano de Linares


Don Bernardo O’Higgins Riquelme estuvo como Director Supremo de Chile hasta enero de 1823, año en que graves sucesos políticos y los peligros de una guerra civil, vino en abdicar a la dirección suprema de Chile. En julio de 1823 zarpa con su familia desde Valparaíso al Callao en el vapor “Fly” al Perú. El gobierno peruano le dio como regalo las haciendas de Montalván y Cuiba, ubicadas en San Vicente de Cañete a 150 kilómetros al sur de Lima, como retribución en merito a los servicios prestados en la causa de la Independencia del citado país. La idea de continuar su viaje a Irlanda, con el objetivo de promover una inmigración a Chile y de conocer, además, a su familia paterna, comienza a debilitarse por consideraciones objetivas insuperables. Los recursos que pudo llevar de Chile, aumentados con el producto de la venta de sus bienes mueble realizable, le permitieron llevar inicialmente una vida con comodidad al nivel de la jerarquía con que se le recibió en Lima. Allí Bernardo O’Higgins vivió sus últimos años lejos de su amada patria que ayudó a emancipar.
En enero de 1841 don Bernardo, se fue a residir a su también otra casa ubicada en la calle de Espaderos, actual Jirón de la Unión en Lima, debido a que sentía una dolencia en el pecho, la que se hacía cada vez más frecuente. El diagnóstico médico el doctor Young, indicaba que sufría una hipertrofia al corazón. La gravedad de la enfermedad no lo amargó y buscó la tranquilidad de su alma en Dios. Concurría a diario al templo de la Merced, leía el Evangelio y no faltaba a la novena de la Virgen de Dolores. A fines de junio, pese a los cuidados y remedios, el mal no cedía por lo que su hermana Rosa, que estaba a cargo de la hacienda, regresó a su lado para atenderlo. En agosto tuvo una mejoría que lo llevó a planificar el tan anhelado viaje a su Chile.
Como escribe Benjamín Vicuña Mackenna, O’Higgins tenía la seguridad de llegar por mar a Valparaíso, tomando para ello pasaje en el vapor que salía mensualmente del Callao el 27 de diciembre de 1841. Desgraciadamente, algunas horas antes de partir fue sorprendido por un violento ataque cardíaco que lo imposibilitó para tomar el vapor. Recobrada en parte su salud, decidió vivir varios meses en el Callao, cerca del mar.
En 1842, también quiso viajar a Chile, ante nuevos ataques de los cuales no se recuperaba, el 8 de octubre mando llamar al notario don Jerónimo Villafuerte, dejando como única heredera a su hermana doña Rosa Rodríguez Riquelme, a quien instruye reservadamente sobre la distribución final de sus bienes, facultad que esta delegaría.

El 24 de octubre de 1842 en la mañana se hizo vestir y se sentó en un sillón advirtiendo una extrema debilidad, entonces fue llevado de nuevo a su dormitorio; donde solicitó que se le vistiese con el hábito de San Francisco, diciendo: “Este es el hábito que me envía mi Dios”, se sentía rodeado del mismo grupo de personas con las cuales abandonó Chile en 1823, con excepción de su madre doña María Isabel Riquelme (quien había fallecido en 1839). Desde hacía ya un tiempo que su salud declinaba seriamente; sin embargo, él estaba empeñado en su propósito de volver a Chile, para lo cual debía dejar resueltos numerosos asuntos legales y económicos en Perú. Poco después, a las doce treinta de la mañana, pronunciaba la palabra “Magallanes”, expiraba y terminaba su existencia.
Así fallecía en Lima, Perú, el guerrero heroico y gran estadista don Bernardo O’Higgins Riquelme, que todo lo había entregado por la independencia de nuestra querida patria. Sus exequias se realizaron en la Iglesia de la Merced de Lima y sus restos mortales fueron sepultados con honores militares en el grado de Gran Mariscal, en el Nicho Nº 3 letra c., del Cuartel de Santo Toribio del Cementerio de Lima, donde permanecieron hasta diciembre de 1868.
RESTITUCION DE SUS RESTOS DESPUES DE CASI 27 AÑOS DE SU DECESO.
El día 9 de diciembre de 1868, zarpó desde Valparaíso al Callao a buscar los restos mortales de Don Bernardo, una flotilla integrada por la corbeta O’Higgins (en la que viajaba los tenientes segundo Arturo Prat Chacón y Carlos Condell de la Haza) y, además, las corbetas Chacabuco y Esmeralda. Esta flotilla estaba comandada por el Vicealmirante don Manuel Blanco Encalada.
El día 30 de diciembre, zarpa desde Callao las naves chilenas que traen de regreso al país los restos mortales del prócer. La escoltaron y acompañaron 29 embarcaciones de naciones extranjeras. La corbeta O´Higgins llevaba en sus dependencias interiores los restos del Libertador, el día 13 de enero de 1869 arriba la flotilla a Valparaíso y es trasladado seguidamente a la capital chilena, donde se decreta duelo oficial que cubrió el territorio que él mismo había demarcado hasta el Polo Sur, como tributo al inmutable soldado, al creador de la República de Chile y al Libertador Americano. Sus funerales se realizan en el Cementerio General de Santiago, con los respectivos honores militares, donde por largo tiempo permanecieron en un sarcófago de mármol de Carrara, obra del escultor italiano Rinaldo Rinaldi.

El 20 de agosto de 1979, la urna fue trasladada al Altar de la Patria ubicado a la entrada de la avenida, frente al Palacio de La Moneda. En la descrita cripta de mármol, se observa una loza de mármol con un trofeo de armas con las banderas de Chile y otras repúblicas americanas, alojando en su centro el féretro del prócer. Alrededor de la tumba se encuentran dos esculturas en mármol: la primera es un joven descansando sobre un tambor luciendo el gorro de la libertad, retrato que simboliza al joven Ejército; la segunda es la figura de una mujer con pluma y el papel, representando a la república, símbolo de las leyes y la ilustración. También, en ambos lados se observan dos relieves en mármol que reflejan el momento de la abdicación de O’Higgins y el ángel de la gloria entregando la corona de honor a la nueva república. En la entrada a la cripta del prócer, además, se ubica el Panteón de los Héroes de la Patria, donde figura el monumento al y se pueden ver en exhibición algunas réplicas de numerosos objetos que tienen relación con don Bernardo O’Higgins Riquelme.
En esta oportunidad en que como integrantes del Instituto O’Higginiano, nos congregamos para rendir un homenaje a la memoria de aquel héroe de una de nuestras más luctuosas pero también más altamente significativas y grandiosas épocas de la historia de Chile; vamos ungidos a depositar nuestra admiración al héroe de nuestra independencia, la ofrenda de gratitud y veneración de un pueblo libre para uno de sus más esforzados paladines y, es con esa devoción, cuando nos acercamos con el pensamiento, recordando sus multifacéticos roles, como ciudadano, hacendado, alcalde, procurador, político y militar, y no podemos menos que evocar el recuerdo de su vida, y su muerte, llegando a merecer el título de Padre de la Patria.
En nuestros especiales recuerdos quedará el eco de nuestra expresión: “Honor y gloria al forjador de nuestra Independencia Nacional y Libertador de Chile, Don Bernardo O’Higgins Riquelme”







Freddy Mora | Imprimir | 74