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miércoles 25 de diciembre del 2024
Opinión 24-12-2024
LA ENTREVISTA
Tily Vergara
Sin creerme periodista, porque ya no lo fui, me propuse a entrevistar a una señora de 85 años, digna de aparecer en cualquier crónica de algún periódico importante. Bien documentada respecto a su sistema de vida concerté una cita con ella, por lo que me encuentro frente a su domicilio, esperando que alguien asome por la puerta. Y es ella, la que aparece, una gran emoción experimento al estar frente a esa persona frágil y pequeña, que poco a poco se agiganta ante mis sentidos como un ser excepcional. Mi intuición me dice que la charla será larga y tan grata que los minutos se irán veloces, y el tiempo estará en mi contra.
Como no soy periodista entablé una charla desprovista de protocolos y tecnicismo que la profesión exige,( me imagino).
Me indica un asiento para que la espere mientras termina de lavar la loza. Observo como limpia cada plato como si cumpliera un ritual establecido desde tiempo. Deja correr el agua y enjuaga sus manitos, lentamente. Las seca, acerca una silla y me sonríe para comenzar la conversación. : -Haré una sola pregunta - dice, mirándome con sus ojitos profundamente verdes - ¿Por qué quiere entrevistarme si soy una mujer como tantas que viven en el anonimato sin que alma alguna repare en ellas? - Sonrío al contestarle: Por lo mismo, porque usted, como muchas personas merecen ser reconocidas y entrevistadas, que deben ser oídas y atendidas porque constituyen un gran valuarte para este mundo donde prevalece lo rápido, lo instantáneo, lo tangible, y hace mucha falta la conversación basada en la experiencia de los demás y aprender para continuar con una diferente perspectiva apreciando lo bueno que aún queda.
Y así comienza esta historia que me emociona porque cumple con todas las características dignas de estamparlas en algún capítulo de un gran libro.
Respetando el espacio de esta columna, seré breve, por cierto quitando parte de esa esencia que trasciende a lo mágico de los seres como ella. Su nombre es Margarita y vive sola en una bella vivienda que, a pesar del poco espacio para el amoblado, existe una especial armonía donde se confunde la artesanía que ha ido acumulando a través de los años y muchos libros esparcidos por doquier. Habría que dedicarse un día entero para analizar cuánta hermosura y dedicación se desprende de cada objeto instalado con un indefinido estilo multifacético pero grato a la vez.
Margarita vive sola y afortunadamente se desenvuelve como si tuviera muchos años menos. Muestra el retrato de sus hijos con gran orgullo, algunos en el extranjero y dos quedan en el país en lugares cercanos. Dice que están pendientes de ella, la llaman a diario y la invitan frecuentemente a deleitarse con acontecimientos afines a su gusto. Dice con orgullo, - mi hijo me invitó al Municipal de Santiago al Ballet Cascanueces. Es tan detallista mi muchachito que se preocupó de comprar las entradas con antelación y solicitar que mi ubicación quedara en primera fila de platea, y toqué el primer asiento de derecha a izquierda. Pude ver la orquesta tan cerquita, los bailarines y bailarinas como gráciles mariposas haciendo piruetas increíbles y ese “Vals de las flores fue lo más grandioso”. – Hace una pausa y cierra sus ojitos como disfrutando nuevamente de la función.
Le pregunto qué opina sobre el significado de la Navidad. Suspira hondamente al responder – Yo preparo los regalos navideños, desde enero – sonríe adivinando mi incredulidad – de verdad, comienzo en enero a preparar los regalos para fin de año. Cómo lo hago, se preguntará usted, bueno simplemente reciclo todos los envoltorios de los regalos que recibo y los plancho, los guardo dobladitos y junto muchos ya que mis amigos, (tengo una enormidad de amistades que me hacen regalos que guardo con mucho cariño y cada vez que los veo, hacen revivir en mi pensamiento, dulces sentimientos)- Frecuentemente los recuerdo y me digo: “Margarita, prepara con tus manitos un regalo lindo para cada uno” y así me entretengo todo el año; ya sea tejiendo, cosiendo, pintando o reparando algún cacharrito de greda, averiado, lo renuevo y me sirve para regalarlo a la persona indicada, según mi criterio. Es muy entretenido preparar los regalos pensando en la persona a quien está destinado. Encuentro tan superficial ir a comprar por compromiso y esa dinámica es fría e impersonal. Ir de compras para implementar un regalo, eso es lindo, como adquirir ovillos de hilo o lana, un retazo de tela, acuarela, pintura, etc. Resulta algo frío comprar un objeto y preguntar : cuánto vale, servirá para algo, se alegrará con esto, lo encontrará poca cosa, pensará que soy amarrete?- Artículos repetidos, que se fabrican por serie, sin intervención personal para confeccionarlo, me parece de poco sentido. Puede que usted piense que soy algo excéntrica pero así es mi sistema y no cambiaré en mis últimos días de vida. Yo uso, sin ser tacaña, todo lo que sobra en mis labores, como pedacitos de género, conchitos de lana, ilustraciones de pinturas, para mí todo sirve para destinarlo y confeccionar un regalito, humilde pero de corazón.
Recuerda a su marido, el padre de sus seis hijos. Fue y es un buen hombre. Excelente padre, pero él siempre quiso a otra persona y al terminar su deber como jefe de familia y dejar sus hijos con su propio destino, se marchó a reunirse con su amada. “Yo lo entiendo y respeto su decisión. Tiene derecho a pasar su último tiempo en plena armonía y dicha”, explica.
Como mirando un punto indefinido, prosigue con gran serenidad:
“Ya no lo quiero, es cierto, pero cuánto lo quise”, como dice Neruda, pero también “nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”. Y es así la vida. Yo soy feliz con mi suerte. Hago lo que quiero bajo la supervisión de mi hija Dalia que a estas alturas de la vida es hija y madre a la vez porque me cuida como a una pequeña criatura. Vive cerca y viene a diario para controlar mis tratamientos y conversamos de lo humano y lo divino, Tenemos gustos afines lo que da origen a mucho tema que tratar y comentar. A ella le encanta leer y me sugiere el libro que según su criterio, puede interesarme. Hay una persona que me acompaña de noche y me ayuda en los quehaceres, pero me gusta preparar mi comida, barrer escuchando a Buddy Richard : “tu cariño se me va, se me va como el agua entre los dedos”. Su risa es contagiosa y juvenil. Me resulta difícil alejarme de esa encantadora señora que conserva una juventud irradiada en su sonrisa, en esa gran elocuencia para sus relatos, su humor, su generosidad. Ya hemos tomado más de dos tazas de un rico té que prepara con gran protocolo y pan de pascua hecho por ella. Abordamos muchos temas, sus logros y fracasos, toda una vida dedicada a la crianza de sus hijos, atender al marido y muy entregada a las labores de casa, lo que aclara con vehemencia; “ todo trabajo en el hogar es un disfrute, nunca un sacrificio”.
Y lo dice ella con la sabiduría que le han dado los años y que ha sabido aceptar los retos del destino con gran estoicismo, sin quejas ni grandes amarguras. Dijo también que es necesario sufrir para energizar el espíritu, y repite el dicho “lo que no te mata te fortalece”. Sin criticar la juventud actual aconseja que leer dos o tres páginas al día y escribir en un cuaderno, más de una frase, nos ayuda a evitar la insensatez.
Hubiese estado todo el tiempo del mundo escuchándola sin siquiera pestañear, pero el tiempo apremia y el espacio también. FELIZ NAVIDAD.
Sin creerme periodista, porque ya no lo fui, me propuse a entrevistar a una señora de 85 años, digna de aparecer en cualquier crónica de algún periódico importante. Bien documentada respecto a su sistema de vida concerté una cita con ella, por lo que me encuentro frente a su domicilio, esperando que alguien asome por la puerta. Y es ella, la que aparece, una gran emoción experimento al estar frente a esa persona frágil y pequeña, que poco a poco se agiganta ante mis sentidos como un ser excepcional. Mi intuición me dice que la charla será larga y tan grata que los minutos se irán veloces, y el tiempo estará en mi contra.
Como no soy periodista entablé una charla desprovista de protocolos y tecnicismo que la profesión exige,( me imagino).
Me indica un asiento para que la espere mientras termina de lavar la loza. Observo como limpia cada plato como si cumpliera un ritual establecido desde tiempo. Deja correr el agua y enjuaga sus manitos, lentamente. Las seca, acerca una silla y me sonríe para comenzar la conversación. : -Haré una sola pregunta - dice, mirándome con sus ojitos profundamente verdes - ¿Por qué quiere entrevistarme si soy una mujer como tantas que viven en el anonimato sin que alma alguna repare en ellas? - Sonrío al contestarle: Por lo mismo, porque usted, como muchas personas merecen ser reconocidas y entrevistadas, que deben ser oídas y atendidas porque constituyen un gran valuarte para este mundo donde prevalece lo rápido, lo instantáneo, lo tangible, y hace mucha falta la conversación basada en la experiencia de los demás y aprender para continuar con una diferente perspectiva apreciando lo bueno que aún queda.
Y así comienza esta historia que me emociona porque cumple con todas las características dignas de estamparlas en algún capítulo de un gran libro.
Respetando el espacio de esta columna, seré breve, por cierto quitando parte de esa esencia que trasciende a lo mágico de los seres como ella. Su nombre es Margarita y vive sola en una bella vivienda que, a pesar del poco espacio para el amoblado, existe una especial armonía donde se confunde la artesanía que ha ido acumulando a través de los años y muchos libros esparcidos por doquier. Habría que dedicarse un día entero para analizar cuánta hermosura y dedicación se desprende de cada objeto instalado con un indefinido estilo multifacético pero grato a la vez.
Margarita vive sola y afortunadamente se desenvuelve como si tuviera muchos años menos. Muestra el retrato de sus hijos con gran orgullo, algunos en el extranjero y dos quedan en el país en lugares cercanos. Dice que están pendientes de ella, la llaman a diario y la invitan frecuentemente a deleitarse con acontecimientos afines a su gusto. Dice con orgullo, - mi hijo me invitó al Municipal de Santiago al Ballet Cascanueces. Es tan detallista mi muchachito que se preocupó de comprar las entradas con antelación y solicitar que mi ubicación quedara en primera fila de platea, y toqué el primer asiento de derecha a izquierda. Pude ver la orquesta tan cerquita, los bailarines y bailarinas como gráciles mariposas haciendo piruetas increíbles y ese “Vals de las flores fue lo más grandioso”. – Hace una pausa y cierra sus ojitos como disfrutando nuevamente de la función.
Le pregunto qué opina sobre el significado de la Navidad. Suspira hondamente al responder – Yo preparo los regalos navideños, desde enero – sonríe adivinando mi incredulidad – de verdad, comienzo en enero a preparar los regalos para fin de año. Cómo lo hago, se preguntará usted, bueno simplemente reciclo todos los envoltorios de los regalos que recibo y los plancho, los guardo dobladitos y junto muchos ya que mis amigos, (tengo una enormidad de amistades que me hacen regalos que guardo con mucho cariño y cada vez que los veo, hacen revivir en mi pensamiento, dulces sentimientos)- Frecuentemente los recuerdo y me digo: “Margarita, prepara con tus manitos un regalo lindo para cada uno” y así me entretengo todo el año; ya sea tejiendo, cosiendo, pintando o reparando algún cacharrito de greda, averiado, lo renuevo y me sirve para regalarlo a la persona indicada, según mi criterio. Es muy entretenido preparar los regalos pensando en la persona a quien está destinado. Encuentro tan superficial ir a comprar por compromiso y esa dinámica es fría e impersonal. Ir de compras para implementar un regalo, eso es lindo, como adquirir ovillos de hilo o lana, un retazo de tela, acuarela, pintura, etc. Resulta algo frío comprar un objeto y preguntar : cuánto vale, servirá para algo, se alegrará con esto, lo encontrará poca cosa, pensará que soy amarrete?- Artículos repetidos, que se fabrican por serie, sin intervención personal para confeccionarlo, me parece de poco sentido. Puede que usted piense que soy algo excéntrica pero así es mi sistema y no cambiaré en mis últimos días de vida. Yo uso, sin ser tacaña, todo lo que sobra en mis labores, como pedacitos de género, conchitos de lana, ilustraciones de pinturas, para mí todo sirve para destinarlo y confeccionar un regalito, humilde pero de corazón.
Recuerda a su marido, el padre de sus seis hijos. Fue y es un buen hombre. Excelente padre, pero él siempre quiso a otra persona y al terminar su deber como jefe de familia y dejar sus hijos con su propio destino, se marchó a reunirse con su amada. “Yo lo entiendo y respeto su decisión. Tiene derecho a pasar su último tiempo en plena armonía y dicha”, explica.
Como mirando un punto indefinido, prosigue con gran serenidad:
“Ya no lo quiero, es cierto, pero cuánto lo quise”, como dice Neruda, pero también “nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”. Y es así la vida. Yo soy feliz con mi suerte. Hago lo que quiero bajo la supervisión de mi hija Dalia que a estas alturas de la vida es hija y madre a la vez porque me cuida como a una pequeña criatura. Vive cerca y viene a diario para controlar mis tratamientos y conversamos de lo humano y lo divino, Tenemos gustos afines lo que da origen a mucho tema que tratar y comentar. A ella le encanta leer y me sugiere el libro que según su criterio, puede interesarme. Hay una persona que me acompaña de noche y me ayuda en los quehaceres, pero me gusta preparar mi comida, barrer escuchando a Buddy Richard : “tu cariño se me va, se me va como el agua entre los dedos”. Su risa es contagiosa y juvenil. Me resulta difícil alejarme de esa encantadora señora que conserva una juventud irradiada en su sonrisa, en esa gran elocuencia para sus relatos, su humor, su generosidad. Ya hemos tomado más de dos tazas de un rico té que prepara con gran protocolo y pan de pascua hecho por ella. Abordamos muchos temas, sus logros y fracasos, toda una vida dedicada a la crianza de sus hijos, atender al marido y muy entregada a las labores de casa, lo que aclara con vehemencia; “ todo trabajo en el hogar es un disfrute, nunca un sacrificio”.
Y lo dice ella con la sabiduría que le han dado los años y que ha sabido aceptar los retos del destino con gran estoicismo, sin quejas ni grandes amarguras. Dijo también que es necesario sufrir para energizar el espíritu, y repite el dicho “lo que no te mata te fortalece”. Sin criticar la juventud actual aconseja que leer dos o tres páginas al día y escribir en un cuaderno, más de una frase, nos ayuda a evitar la insensatez.
Hubiese estado todo el tiempo del mundo escuchándola sin siquiera pestañear, pero el tiempo apremia y el espacio también. FELIZ NAVIDAD.
Freddy Mora | Imprimir | 199
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