viernes 27 de septiembre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Opinión 27-09-2024
La fuente de los tres deseos

Tily Vergara

Es propio imaginar algo que en nuestro recóndito mundo interior exista una fuente de los deseos. Se produce la gran necesidad de recurrir, con algo de fantasía, a un lugar esperanzador donde prime la buena disposición para crear ilusiones, hacerlas tangibles, disfrutar de ese pequeño chispazo de realidad con la certeza de que parte de ella se quede con nosotros.
En un lugar de nuestra bella alameda, casi frente al Museo, hubo una fuente que brillaba porque a través de las claras aguas se apreciaba un fondo matizado de maravillosas piedrecillas que, si la memoria no me falla, eran llamadas concha perla o nácar. Puede que sea una ensoñación de mi lejana infancia pero la retengo fielmente en mi recuerdo. Era ese lindo tiempo en que se caminaba en cualquier parte sin temor alguno . En otoño, las hojas caídas de los inmensos árboles tenían un sonido especial al pisarlas. Era grato sentirlas crujientes, y ese color amarillo marrón se desplazaba como una vieja alfombra deshilachada que el viento desmenuzaba y esparcía en pequeñas fragmentos danzantes.
Quisiera que existiera esa linda pileta , como la de nuestra Plaza. Por unos instantes imaginemos a tres personas que sentadas en el borde lancen un deseo junto a una moneda para que, desde alguna parte del firmamento llegue la venia de que será cumplido. Imaginemos que así será.
Haré una pequeña entrevista .
Son tres mujeres, mayores de edad que al observar cómo se desenvuelve la ciudad durante muchos años, tienen su propia opinión respecto a los deseos.. Ellas son parte de la realidad.. Les propuse que imaginaran estar frente a una fuente y que exteriorizaran su mayor anhelo.
Rosa Amelia, 70 años, expresa así su deseo:” Yo quisiera, que no existieran casas en ruina, como la casa Cuellar, como El Corazón de María y tanta vivienda importante que se arruinaron sin que se hiciera algún esfuerzo por restaurarlas. Mi deseo es que todas ellas vuelvan a su estado de esplendor.”
Y tiene mucho sentido el deseo de doña Rosa, la casa Cuellar se desvanece en el tiempo como una criatura moribunda y silente frente a la indiferencia de los que pasan sin pensar que en un tiempo era una señorial casona, hermosa e imponente. Ahora su techo se hunde poco a poco, como estertores que dan la señal del último grito de auxilio.
En la calle Arturo Prat, la vivienda de don Pedro Olmos murió en el olvido porque nadie supo darle la importancia que merecía. No sabemos valorar esos espacios que fueron importantes para personas tan valiosas y destacadas en todo ámbito. Nosotros en pequeña o gran medida, tenemos la culpa que se destruyeran lugares que tuvieron trascendencia para nuestra historia, sencillamente porque hay carencia de apreciar lo que tenemos. Solamente criticamos y me siento culpable y dolida porque personalmente no he hecho nada para evitarlo, consciente de que no tengo mayor poder para solucionar este tipo de problemas y mi pobre opinión termina con esta columna. Igual siento tristeza de ser incapaz de hacer algo, solamente protesto y …..
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Flor María, 65 años. Cierra los ojos y calmadamente dice:” Me gustaría que por fin se termine la construcción del Hospital, tan postergado, tan mirado en menos por los que verdaderamente tienen que ver con el asunto. Se habla mucho y se hace muy poco al respecto. Al parecer lo más importante es lo más soslayado. Mi deseo es que el nuevo hospital sea una pronta realidad.”
En alguna circunstancia todos hemos pasado por el hospital en construcción, un esqueleto de cemento, humillado, malherido como si volviera de una gran batalla, sin armadura ni armamento. Desde que nació comenzó a decaer, se sintió indeciso, abatido por la fiebre de los recursos, las discusiones políticas, las postergaciones, los acuerdos que se anulan, los inconvenientes ocasionados por las malas decisiones, no le sirvieron los placebos porque las dosis eran demasiado pequeñas para reforzar los anticuerpos diseminados en su esquelética armazón. A pesar de su tremenda estatura, es un niño desvalido y abandonado que al nacer, la sonoridad de bombos y platillos se fue debilitando en el tiempo y ahora está ahí presente, lastimoso fantasma atribulado esperando unas manos que acaricien su adolorido cuerpo y lo arropen con todo lo que falta para que comience su historia como una verdadero hospital al servicio de cada linarense.
Teresa, 60 años: “ Mi gran deseo es que se multipliquen los puntos de reciclaje. Vidrio, plástico, cartones. Todo bien ordenado y en cada villa o población exista un punto accesible para que las personas coloquen todo lo desechable para así evitar el mal aspecto de la basura que, a menudo, vemos en calles y veredas. Los desechos biodegradables se transformen en humus para nuestras plantas y pequeños huertos que podamos tener, sin necesidad de poseer mucho patio, bastan unos tiestos para hacer nuestros propios cultivos.”
La opinión de estas señoras reflejan la de mucha gente. Todos soñamos un futuro mejor para el bienestar de la ciudad. Ahora nos complicamos por el arreglo de las calles, siempre alegamos por todo, pero si pensamos que es para mejor hay que ver el vaso medio lleno. Todo sacrificio tiene su recompensa como se dice frecuentemente. Lo que preocupa a muchas personas es la gran circulación vehicular por la calle Rengo, debido al doble sentido de oriente a poniente y viceversa, calle angosta de Patricio Lynch hasta Yumbel, es muy riesgoso circular a ciertas horas. Debe existir alguna solución, una vez que se normalicen las intervenciones, por el momento hay que ser muy precavido para dirigirse al centro de la ciudad., o simplemente dejar un solo sentido a la calle Rengo.
Que la fuente de los tres deseos exista siempre, para que Linares cada día sea más acogedor y armonioso como se ve, desde la altura, bajo un cielo azul con un fondo de cordillera nevada y cercana, todo a mano, los ríos, el árbol del cerro Quiñe, el viejo Molino El Almendro, también en ruinas y dejado como algo que estorba siendo un edificio servible para cualquier mente creativa y ahí lo vemos tirado, en ruinas, agónico…qué triste su destino. Mi deseo es que ese molino tenga un buen destino y que no sea demasiado tarde para darle la utilidad que merece,
Hay que seguir confiando en la fuente de los tres deseos, que no sea una fantasía sino una maravillosa realidad.

Freddy Mora | Imprimir | 197