jueves 17 de octubre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Opinión 17-10-2024
LA TEMERARIA III

Rodrigo Biel, abogado y docente

Urraca, “la Temeraria”, tuvo un segundo hijo del conde de Lara, al que llamaron Fernando, lo que enardeció al rey de Aragón, aún marido de la reina de León, a pesar que el Papa les había reiterado la pena de excomunión, si no ponían término al matrimonio.
Los sufrimiento y dificultades para Urraca estaban siempre al acecho; en Lugo, el obispo Gelmírez y el conde de Traba pusieron a su hijo, el infante Alfonso, en su contra.
En Santiago, la traición de Gelmírez llegó al punto que prácticamente la entregó a una turba enardecida que estuvo a punto de matarla; liberada y ofreciendo una reconciliación, logró salir de la ciudad. A pesar de toda la inquina que le tenía a ese sacerdote, tuvo que doblegarse ante él, para obtener su apoyo, convirtiendo a Galicia en su gran pesadilla. Junto a Gelmírez enfrentaron a la reina de Portugal para recobrar tierras que ésta le usurpaba. El triunfo la entusiasmó de tal manera que apresó a su aliado - obispo, confiscándole varias de sus heredades, pero el cura intrigante ayudado entre otros, por el propio hijo de Urraca, logró que se le liberara.
Al final no, hubo enfrentamiento, ella recobró su corona, devolvió a Gelmírez sus bienes confiscados y amplió los territorios a cargo de su hijo; una vez más, se vio doblegada, a humillarse ante Gelmírez.
Con 44 años de edad, Urraca quedó embarazada nuevamente de su amante, el conde de Lara; fue un embarazo complicado, decidiendo trasladarse al castillo de Saldaña que ofrecía mayores comodidades a la reina y al nacimiento de su nuevo hijo.
A los pocos días de llegar, empezó el trabajo de parto, largo, fatigoso y doloroso, duró dos días, naciendo un varón hermoso y formado, pero muerto, ahogado por el cordón umbilical; recibió la noticia con entereza, sin embargo, no saldría de este último trance con vida; murió el día 8 de marzo de 1126.
La autora coloca a una jovencita, llamada Muniadona, como la que cuenta esta historia. La que llega al lado de Urraca, justo cuando se casa con Alfonso El Batallador, convirtiéndose en su confidente, en su espía, en su amiga hasta el final, renunciando Muniadona a su propia felicidad.
Su hijo no fue a velar a su madre, en cambio corrió a León, para asegurarse que sería ungido como rey de ese reino.
Casi al final de la novela, Muniadona, reflexiona señalando que todos los reyes de la historia, con señaladas excepciones, han tenido queridas y todos han engendrados hijos con ellas, sin embargo, a Urraca no se le perdonaba ese atrevimiento. Recordaba haber escuchado “Mejor maldad de hombre que bondad de mujer”.
Muniadona nos recuerda que Urraca fue envidiada por hombres y mujeres, agregando “que la ambición y la mentira no visten calzón ni saya”.
La reina muerta fue llevada al Panteón de reyes de San Isidoro, hasta donde después de su muerte, llegarían los restos de su hija Sancha, la que no se casó ni engendró hijos.
Urraca, fue reina de León, nació el año 1081 y murió el año 1126; el que fue su marido Alfonso I “El batallador”, la sobrevivió por 8 años.



Freddy Mora | Imprimir | 122