viernes 21 de marzo del 2025
El Diario del Maule Sur
FUNDADO EL 29 DE AGOSTO DE 1937
Hoy
Opinión 21-03-2025
Las Clonadas
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Oscar Mellado Norambuena.

Las rucias, las clonas, las copias, las calcas, etc. etc. Nunca supimos sus nombres, imposibles olvidarlas, eran el distintivo de nuestro barrio, nos ubicaban por ser del barrio de las rucias.
Tenían un año de diferencia, y eran tan iguales, que hasta la mama dejo de interesarse por saber cuál era quién y quien era cual. La menor tenía la misma altura que su hermana mayor, por lo tanto la mayor era del porte de su hermana menor. Copiadas totalmente en todo, en el modo de hablar, de caminar, de reír, en decir cosas y ¡qué cosas! Los mismos gustos, los mismos deseos ¡y que deseos! Que nos dejaban en las nubes.
Querían ser grandes como su mamá y hacer las mismas cosas que hacía su mamá, que no era rubia, era trigueña oscura y el papá casi curiche y él nunca se cuestionó por qué sus dos únicas hijas eran tan diferentes.
Cuando la mamá las perseguía para castigarlas, las amenazaba gritándoles, “les voy a sacar la M.M., chiquillas de porquería” no pasó mucho tiempo para adivinar que era la mentada M.M.
Las repetías siempre deseando ser grandes de verdad y hacer las cosas que hacen los grandes. A los diez años ya se andaban tocando los pechos, mira toca me están creciendo, la hermana menor tocaba y decía, mentira no te crecen nada, y la más grande, que era más chica pá sus cosa, se ponía a llorar entristeciendo nuestras disimuladas risas de cabros chicos
Sí, las repetías, siempre las únicas metías con los cabros del barrio, se entrometían en nuestros juegos, dejándose caer encima de uno y después de otro, hasta sentarse en todos, como queriendo hacer otro juego. La verdad, nos daba cosa por ellas, que hacían burlas de nuestra hombría de cabros chicos y nosotros más lampiños que vítrea de catedral.
Un día las clonas pasaron a la inmortalidad de nuestra memoria. Ellas las repetías decidieron espiar que hacían sus viejos, que aún eran jóvenes a la hora de la siesta, escondiéndose bajo del catre matrimonial, allí esperaron hasta que llego papá y mamá, quienes se desvistieron, se apoyaron en la cama sin subir los pies, las repetías desde su posición nada podían ver, solo ropa en el suelo y los pies de la pareja, que subían , bajaban, se abrían se cerraban, se encogían se estiraban, y la mamá queja y queja, como si tuviese muchos dolores, y a la vez mucho placer, que las mironas no sabían si la mamá estaba llorando o riendo, y el papá sin decir nada, de repente los pies de ambos se perdían arriba de la cama y el somier se hundía has casi aplastarla a las fisgonas que desde su escondite nada podían ver, razón por la que la mayor se decidió asomarse por la parte trasera del ring conyugal, y al alzar su cabeza se encontró de frentón con el rostro de su madre que más sabia que Kama Sutra estaba vuelta hacia atrás, ambas lanzaron un solo grito, la mamá intento cubrirse con algo, la hija salió huyendo a perderse seguida de su hermana ¡ y si que se perdieron! Mientras el padre quería terminar bien lo que bien estaba haciendo, dio un fuerte palmazo al trasero de su mujer diciendo, ya pos, sigue, y siguieron.
Freddy Mora | Imprimir | 129