Oscar Mellado Norambuena
Peñas poéticas de Linares.

Chiquillas, “llegaron los chiquillos”, gritaba la Tía
y llegaba sonriendo la mercancía,
armábamos zafarrancho,
esa era vida.

Una noche, silencio, toos asustaos
se caían las tejas y el envigao,
me removí harto pal terremoto
de otra no me salvo, ni estoy pa’ otro,
hoy dejo escrito pa to’a la historia
de la calle Esperanza, en mi memoria.

Viera usté gallo menso re escándalo que se armó
de las piezas gritaban, sálvanos, Dio,
la carne huía, toas piluchas
corrían pa la calle… otra se pegó en la ducha.
Llamaban a los santos cual romería
olvidando taparse lo que debían
oraban “sorroco” Ave María.
Una loca lloraba, más que el Diluvio
en el salón gritaba ¿dónde está el Julio?

De los hombres le cuento, no digo ná
no faltó el que llamaba a la mamá.
Un viejo agarra’o en el mesón
se mandaba un pipeño pal corazón.
La Rosa Chica, la alborotá,
reclamaba esa cuenta no está pagá…
Un borracho dormía la boca abierta,
de repente gritó, ya po’ toquen los ñicos los de la orquesta.

Yo perdí un zapato y los eslipe
y me agarré unos bichos que es más que gripe,
el terremoto trajo manso desastre
se rompieron poncheras y un par de catres.

Así es la perra suerte de este chiquillo
no dejan que a su niño le hagan cariño…

… y ver a las niñas, ya no voy más…

Güeno… no es ná pá tanto…
no sé…tal vez…quizás...