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viernes 03 de enero del 2025
Opinión 31-12-2024
Regala un libro
Paulina Pizarro Académica investigadora Escuela de Educación Parvularia Universidad de Las Américas
El ajetreo de fin de año suele alejarnos de lo realmente importante: conectar con aquello que da sentido a nuestra vida. Entre tantas tareas y compras, es fácil perder de vista lo esencial, sobre todo cuando pensamos en regalos para los más pequeños de las familias. La oferta del mercado es abrumadora, pero hay un regalo que nunca falla: un libro.
Regalar un libro es mucho más que entregar páginas con palabras. Es abrir un puente entre las familias y las emociones de los más pequeños. Un libro no pasa de moda, no se agota, y al hacerlo parte de su vida estamos ofreciendo infinitas oportunidades de aprendizaje.
Está comprobado que los libros, ya sean cuentos o informativos, presentan un lenguaje más rico y sofisticado que el que usamos en la conversación diaria. Esto tiene un impacto positivo en el desarrollo de la comprensión oral de los niños y niñas. Un texto que siempre recomiendo y que piden leerlo una y otra vez es “El Canguro” de Pittau y Gervais, que entrega información documentada en un formato muy entretenido con solapas y lengüetas.
Asimismo, los cuentos nos ofrecen una puerta de entrada al mundo emocional de nuestros hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, nietos y nietas o a quien quieras, incluso a un adulto. No es necesario elegir un libro específicamente sobre emociones, cualquier historia puede ser una herramienta para conectar. A través de preguntas que se realizan antes, durante y después de la lectura, podemos explorar sus experiencias, sensaciones y aventuras. Cada texto encierra un universo y con nuestra guía, ese mundo puede convertirse en un espacio de crecimiento y conexión emocional. Algunos cuentos imperdibles de la literatura infantil son “El Cangrejo ermitaño”, de Eric Carle, “¡Beso, beso!” de Margaret Wild y “Ramón Preocupón” de Anthony Brown.
Así, regalar un libro se torna un acto lleno de significado: es un regalo eterno, que cuida el medio ambiente y ofrece un espacio libre de pantallas. Siempre será una excelente opción. La única tarea será descubrir los intereses y gustos de los niños y niñas para que el regalo sea perfecto y memorable.
El ajetreo de fin de año suele alejarnos de lo realmente importante: conectar con aquello que da sentido a nuestra vida. Entre tantas tareas y compras, es fácil perder de vista lo esencial, sobre todo cuando pensamos en regalos para los más pequeños de las familias. La oferta del mercado es abrumadora, pero hay un regalo que nunca falla: un libro.
Regalar un libro es mucho más que entregar páginas con palabras. Es abrir un puente entre las familias y las emociones de los más pequeños. Un libro no pasa de moda, no se agota, y al hacerlo parte de su vida estamos ofreciendo infinitas oportunidades de aprendizaje.
Está comprobado que los libros, ya sean cuentos o informativos, presentan un lenguaje más rico y sofisticado que el que usamos en la conversación diaria. Esto tiene un impacto positivo en el desarrollo de la comprensión oral de los niños y niñas. Un texto que siempre recomiendo y que piden leerlo una y otra vez es “El Canguro” de Pittau y Gervais, que entrega información documentada en un formato muy entretenido con solapas y lengüetas.
Asimismo, los cuentos nos ofrecen una puerta de entrada al mundo emocional de nuestros hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, nietos y nietas o a quien quieras, incluso a un adulto. No es necesario elegir un libro específicamente sobre emociones, cualquier historia puede ser una herramienta para conectar. A través de preguntas que se realizan antes, durante y después de la lectura, podemos explorar sus experiencias, sensaciones y aventuras. Cada texto encierra un universo y con nuestra guía, ese mundo puede convertirse en un espacio de crecimiento y conexión emocional. Algunos cuentos imperdibles de la literatura infantil son “El Cangrejo ermitaño”, de Eric Carle, “¡Beso, beso!” de Margaret Wild y “Ramón Preocupón” de Anthony Brown.
Así, regalar un libro se torna un acto lleno de significado: es un regalo eterno, que cuida el medio ambiente y ofrece un espacio libre de pantallas. Siempre será una excelente opción. La única tarea será descubrir los intereses y gustos de los niños y niñas para que el regalo sea perfecto y memorable.
Freddy Mora | Imprimir | 214