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Opinión 20-08-2021
Silvia Victoria Araya González de Pinochet 6 de mayo de 1930 +19 de agosto de 2021
“Con gran tristeza anuncio la partida de la mujer más importante de mi vida, mi madre Silvia Araya”. El anuncio lo hizo en las redes sociales su hijo y destacado pintor Humberto Pinochet Araya. La familia reside en la provincia de Quebec, Canadá, a donde arribó en 1977 motivado por los acontecimientos de septiembre de 1973.
Silvia Victoria, hija de Manuel Araya Vargas y de Julia González Jorquera. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el Liceo N° 1 de Santiago. Al finalizar su etapa escolar, ingresó al Instituto Secundario de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Allí cursó también ramos de folklore, de arte popular chileno y otros acerca de la influencia de la India y China en el pensamiento contemporáneo.
Casada con Jorge Pinochet Lastra, con quien tuvo cinco hijos. Dos de ellos destacados pintores, que siguen la huella de Silvia.
Durante su época de estudiante universitaria, fue dirigente de la Federación de Estudiantes de Chile en 1951 y delegada de la Escuela de Bellas Artes al Directorio de la FECH en 1953. Asimismo, participó de la Comisión de Bienestar estudiantil.
En el ámbito privado, en 1955 ayudó en la fundación del Instituto Chileno-Indio de la Cultura. Además, en conjunto con otras personas, organizó libretos de un espacio radial. Luego, en 1959, nuevamente colaboró en otra fundación, la del Museo de Arte Histórico y de Ciencias Naturales de Linares. Ese año, también formó parte de quienes fundaron el “Grupo Ancoa”; y montó varias exposiciones de obras personales.
Fue elegida Diputada por la 4ª agrupación Departamental de La Serena, Coquimbo, Elqui, Ovalle, Illapel y Combarbalá, para el período de 1973 a 1977. Participó en la Comisión de Integración Latinoamericana.
Fue miembro del Comité Parlamentario de Independientes. También, representante de la Cámara de Diputados en el Grupo Interparlamentario chileno en 1973. Su labor legislativa se vio interrumpida por la disolución del Congreso Nacional, el 21-09-1973.
Llegó a Canadá en 1977 y se ubicó en el área de Quebec. Graduada de la Universidad de Chile, Silvia ganó varios premios por su trabajo, entre los cuales se encuentra la Medalla de Oro de Rotary Internacional “Pintura” (1959) y el premio con el que la distinguió la Cámara de los Comunes de Canadá, por su contribución excepcional a Quebec.
Fundó una Escuela del Arte en Quebec y más 1.000 alumnos han participado en sus cursos de pintura desde 1977.
Su trabajo se expone en museos nacionales y extranjeros. Silvia tuvo una misión, en los años 70 en Chile, formó parte activa en el establecimiento de muchas escuelas, bibliotecas y centros públicos para el estudio del arte.
A su llegada a Quebec, Canadá, fundó la Academia de los Artes Finos Silvia Araya. Desde este tiempo, abrió varias galerías privadas y transmitió sus grandes conocimientos técnicos como su amor a la pintura. Estudió Artes en Chile, en México y Argentina.
Además, miembro de varias asociaciones artísticas en Chile, integrante de la Asociación Internacional de los Artistas Profesionales afiliados con la UNESCO, colabora activamente en muchas actividades culturales canadienses y ejerce la función de Presidente de la Compañía Artística de las Comunidades Étnicas en Quebec.
Obtuvo varios premios y distinciones en Canadá, en Francia, en Argentina y en Chile. Expone regularmente por todas partes de Québec.
Podemos agregar que, en esa parte del mundo, existe en la bahía de Saint Paul, un Circuito de los Pintores; donde una serie de artistas cuenta con su Atelier, que puede ser visitado por los turistas, cuando llegan a la zona. Allí están Humberto Pinochet Araya (ubicado en el Nº 13 del circuito), Silvia Araya González (en el Nº 15) y Juan Cristóbal Pinochet Araya (en el Nº 16).
Juan Cristóbal, linarense de “tomo y lomo” -en nuestro lenguaje campesino- reacciona a los reportajes, sobre su madre o sobre ellos, con una alegría indicadora que no se olvidaba de su Chile querido; especialmente de su zona huasa de Linares y Colbún. Nos agradece y manifiesta su felicidad por cada escrito. En cada uno de sus viajes a Chile toman una semana para visitar la familia en Linares.
Juan Cristóbal, al ver un reportaje sobre su familia, nos dijo: “He vuelto escuchar los aullidos de los perros zorreros en nuestras andanzas en lo alto de Colbún, en esos tiempos; antes de la construcción de la represa. He logrado incluso de sentir ese olor único y precioso -en mis recuerdos- del eucalipto, en ese suelo de ramillas húmedas a través del bosque. ¡Qué orgullo de haber vivido toda mi infancia en esa tierra tan preciosa!”.
Podrán imaginarse, entonces, al comunicar y unir a quienes, por una u otra razón, se encuentran lejos de su tierra natal. Quiere decir que este medio cumple con el rol que le compete, como lazo de unión entre sus lectores. Y vemos el reflejo gratificante de esbozar estas líneas, recordando a quienes hacen patria en algún lugar del mundo y dejando muy bien puesto el nombre de la Villa de San Ambrosio.
Para los linarenses de antaño, en Linares, por aquellos años, “El Atelier de Silvia”, era uno de los locales “en los bajos del Hotel de Turismo”.
Nos tomamos la libertad de citar a Silvia Araya: “Pintar es un gesto de amor a la naturaleza”. Ella y sus hijos pintores, con su maravilloso arte, hacen de este mundo un mejor lugar para vivir. Lo que agradecemos, sinceramente, desde este rincón del diario.
Su hijo Humberto señalaba al despedir a su madre: “Persona humanista, pintora de gran sensibilidad social, diputado de la República de Chile durante el gobierno de Salvador Allende. Exiliada desde 1977 en su ciudad y país anfitrión, Quebec, Canadá.
Fundadora de su propia Academia de Bellas Artes en 1978, formó a numerosos artistas durante más de 30 años. Deja en la “belle province” una magnífica obra pictórica patrimonial.
El Gobierno de Francia le otorgó la medalla Alexandre Dumas por su contribución a la cultura francófona.
A su vez, el Gobierno de Quebec la honró con el nombramiento de Chevalière de l Ordre Nationale du Québec”.
Estamos orgullosos de su excepcional viaje por esta vida, pero sobre todo de su valentía y fuerza interior para enfrentar cualquier prueba, fue una buena guía para nuestra familia, como un faro en la oscuridad, una madre llena de ternura, una fuente de inspiración perpetua.
Mamá, lamento tu partida, pero tu espíritu inmortal seguirá acompañándonos.
Descansa mamá, te lo mereces, te amo.
Gracias a la vida.”
Nuestras sinceras condolencias a la familia Pinochet-Araya, especialmente a sus hijos Humberto, Cristóbal y Jorge quienes forman parte de este grupo. Un abrazo a la distancia.
(Manuel Quevedo Méndez)
Freddy Mora | Imprimir | 1875