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Opinión 06-01-2023
Trabajar las emociones para una educación de calidad en Chile
La educación en Chile cuenta con un currículo orientado al desarrollo de las capacidades cognitivas y sociales. En el área preescolar se abordan las emociones desde el ámbito personal y social, pero al avanzar hacia los niveles básicos y medios, la esencia se pierde al priorizarse la adquisición de competencias.
Expresar nuestras emociones, reconocerlas y regularlas es una tarea que requiere de un aprendizaje que debe comenzar en la primera infancia, pero que lamentablemente se deja de lado por logros más inmediatos.
Por ello, si queremos una verdadera educación de calidad, creo que la clave está en la transversalidad. Si bien hablar de las emociones desde la infancia ayuda en la formación personal, practicarla a través de la vida permite enfrentar desafíos, adquirir nuevos conocimientos, oportunidades laborales y una vida personal más sólida.
Y este no es un cambio de paradigma, sino que obedece a estudios que ligan la calidad del aprendizaje con la felicidad de niños y niñas, pues un cerebro estresado presenta una disminución funcional que afecta la memoria y limita el placer de aprender.
Aunque el Ministerio de Educación entregó recursos para enfrentar la convivencia escolar y el ámbito socioemocional en la comunidad escolar, la capacitación en las comunidades educativas quedó al debe con el manejo de herramientas y técnicas prácticas que faciliten la progresión de esta tarea.
Las asignaturas dentro del currículo debieran tener un sello que le permitan a los niños y niñas desarrollar habilidades sociales a lo largo de la vida, ya que solo así lograremos una educación integral, emocional y práctica. Educar la mente y el corazón, al mismo tiempo, debe ser nuestro objetivo.
Paz Lorca
Directora Escuela de Desarrollo Social y Educación
Instituto Profesional IACC
Freddy Mora | Imprimir | 643