martes 04 de marzo del 2025
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 04-03-2025
UN ENCUENTRO EN LA PALABRA Taller Literario de la “AGRUPACIÓN CULTURAL GERMÁN MOURGUES BERNARD”
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DE SOMBRAS Y SOMBREROS.
Mariano Roca

El yelmo yacía sobre la tumba cual elocuente recordatorio de la violencia desatada en los sueños del poeta donde primitivas facciones se enfrentaban en un espacio sin tiempo. Sin embargo, confluían allí todos los puntos y momentos del universo. Otros yelmos, otras caras, otras épocas. Todo se conjugaba sobre esa tierra roja de sangre, de historia, de encuentros y desencuentros, de ancestrales memorias olvidadas.
Desoyendo a la prudencia continué mi periplo entre las desoladas tumbas y desde la distancia percibí que, entre los innumerables grises de aquella tarde gris que anunciaba el ocaso de la jornada en el pudridero de mis antepasados solo el yelmo parecía recibir la luz tenue de las primeras estrellas. Mis ojos de cuencas vacías miraban asombrados el espectáculo que ante mí se desplegaba, no era para menos, había sido testigo del desfile de las constelaciones por los siglos de los siglos; entonces, algo en mi preguntó dónde estaba el cáliz, dónde la vida. No estaba consciente de si se trataba de un sueño o es que había dejado un plano de la existencia para deambular en otro en el que lo único que permanecía era mi conciencia.
Quise recoger el casco, desanduve lo recorrido, caminé sobre mis pasos perdidos en la sombra de mis días. Sin embargo, ya no había yelmo, ya no había tumbas, solo miles de sombreros degradados, tocados vanidosos que cubrían de reflejos una gris e infinita explanada y entre ellos uno que eclipsaba a todos. Estaba cubierto de abalorios, preguntas sin respuesta. Sobresaltado miré hacia las cuatro esquinas del mundo ilimitado y escuché el murmullo silencioso de las horas. Y en ese murmullo, como ecos de una cósmica sinfonía creí escuchar las voces de aquellos que me precedieron. Voces que hablaban de batallas olvidadas, de amores truncos, de lo que podría haber sido, de la futilidad de la existencia ante la inmensidad del tiempo y el espacio.
El sombrero de abalorios era un faro en la noche de los tiempos, parecía contener en sus cuentas la esencia misma de esas voces. Cada cuenta una pregunta; cada abalorio una lágrima derramada en el altar de la historia.
Intenté tomarlo entre mis manos, pero éstas se desvanecieron como arena a su contacto. Y comprendí entonces que mi búsqueda no era por objetos sino por respuestas. Respuestas que no se encontraban en el mundo de lo tangible sino en el universo de las ideas y los sentimientos.
Con esa conciencia, me abandoné al murmullo de las horas dejándome arrastrar por la corriente del tiempo.


Freddy Mora | Imprimir | 119